En el día de ayer la localidad de Algatocín celebró su tradicional Día de la Candelaria, festividad que se conmemora en el pueblo desde tiempo inmemorial. Pese a la lluvia, que impidió la salida de la procesión, los vecinos y vecinas abarrotaron la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario en un ambiente marcado por la devoción y el fervor de todos los presentes.
La eucaristía se inició en torno a mediodía y al final de la misma se realizó la presentación de los niños nacidos en el municipio durante el pasado año, a los que se les impuso la medalla de la Candelaria y recibieron la bendición del párroco, que también consagró las roscas, panes que tradicionalmente han formado parte de esta celebración litúrgica en conmemoración al cercano Día de San Blas. Tiempo atrás, las mayordomas y las personas más pudientes eran los encargados de comprar las roscas en las panaderías del pueblo para después repartirlas entre los demás mayordomos y muchos vecinos. Además, también era una costumbre que madrinas y padrinos ofrecieran una rosca a sus ahijados. Actualmente, gran parte de los asistentes a la misa siguen llevando su rosca para que sea bendecida por el párroco.
Por otro lado, la lluvia no permitió que Nuestra Señora de la Candelaria saliera de la iglesia para recorrer en procesión las calles del pueblo. Por ello, al finalizar la misa la imagen de la Virgen fue portada hasta las puertas del templo, donde se llevó a cabo la simbólica suelta de dos palomas por parte de las mayordomas, que como es tradicional acudieron a la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario vestidas de mantilla. La suelta de las palomas representa la ofrenda de “un par de tórtolas o dos pichones por la Presentación de Jesús en el templo”. En la misa participó la Escuela Municipal de Música de Algatocín y el Coro Parroquial de Jubrique.
Pese a que el día grande fue ayer, 11 de febrero, los actos para conmemorar la festividad de la Candelaria se iniciaron el pasado jueves con el Santo Rosario Solemne. El viernes se volvió a llevar a cabo la Vigilia de la Luz en la que, con la iglesia a oscuras, se encendió una hoguera en su exterior y los feligreses acudieron con velas, que iluminaron la iglesia creando un ambiente especial. Además, el sábado tuvo lugar el devoto Besamanos en la iglesia parroquial.
