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Tambores para una guerra que no le interesa a nadie

El comienzo del nuevo año ha despertado al mundo del letargo por una posible nueva guerra en el viejo continente, el coloso ruso fortalecido por sus recursos energéticos, dicta al mundo  nuevas indicaciones preservando la seguridad de su hinterland económico, los avances realizados por su otrora república soviética de Ucrania, granero de la extinta URSS, en su acercamiento al maná de las Unión Europea y sus fondos económicos, ha activado todas las alarmas en la Duma, pues el eficaz desarrollo exponencial de las economías de los antiguos socios del inútil COMECON, han puesto los dientes largos a la oligarquía rusa que no sabe cómo detener esta fuga de clientes históricos ante la oferta de un mundo mejor.

Sin embargo, el irrefrenable deseo ucraniano de volverse europeo de una vez por todas tiene un alto precio, el aliento del oso ruso en su garganta se siente ahora más que nunca y no va a ser tan fácil alcanzar el objetivo pretendido. Los anteriores pasos dados en aras de someter la voluntad del pueblo ucraniano y que desde 2014 se han venido traduciendo en amputaciones territoriales en regiones con mayoría de rusoparlantes, y donde el separatismo beligerante del Donbás o la anexión de la península de Crimea, solo quedaron en meros tirones de oreja de la comunidad internacional.

Esta política de subir un punto más el listón pone a prueba una vez más la capacidad de reacción de las potencias occidentales, que hasta la fecha solo han quedado en leves y olvidadas amenazas económicas lo cual nos recuerda en la segunda mitad de la década de los treinta, la fracasada política de apaciguamiento de Gran Bretaña y Francia para intentar frenar la expansión anexionista del III Reich en Centroeuropa aduciendo raciales razones de pangermanismo.

La pregunta que se hacen muchos es si existe la posibilidad de guerra en el sentido general del término, cosa que para halcones sin caperuza puede, pero si nos atenemos a los datos macroeconómicos podemos rechazar de plano, siendo la primera interesada la propia Rusia, proveedor del soporte energético de las locomotoras económicas de la Unión Europea y a su vez cliente recíproco.

Los movimientos de tropas y las maniobras navales en las fronteras de la Federación Rusa suponen para las realistas mentes un mero órdago, el derecho al pataleo por la defensa de sus intereses es un pleno sentimiento también ejercido por Rusia, o es que si por la misma regla de tres éstos establecieran plataformas de misiles en Cuba o Venezuela dejaría indiferente a Estados Unidos.

La circunstancia actual es que Ucrania está harta de que la tomen por el pito del sereno y su gobierno proeuropeo ha cogido fuerte las rienda y ha retado a Rusia con su probable solicitud de llegar a convertirse en miembro de la U.E., El zar Putin no se lo ha tomado bien y fomentando el efecto acción-reacción ha subido la presión con el brazo militar intimidatorio, hecho que a su vez no ha amilanado a los ucranianos al protegerse bajo el paraguas de la OTAN, que le presta su apoyo con otro órdago a los rusos, convirtiendo el este europeo en un polvorín a punto de estallar, reflejando ya consecuencias alcistas en el barril de petróleo y en el cambio de un rublo muy devaluado.

Está en el aire que el mundo desarrollado no llegará, al menos ahora, a repetir errores del pasado, y que se llegará, en mi opinión, a un acuerdo de mínimos en el cual Ucrania tendrá un estatus de socio preferente de la Unión Europea sin dejar de comerciar con la Federación Rusa, manteniendo el compromiso de su estricta neutralidad militar.

Todo ello sin olvidarnos que la Historia es cíclica y tengamos presente las palabras de Winston Churchill, recordando su discurso en la Cámara de los Comunes criticando al gobierno de Chamberlain, quién alardeó de heraldo de la paz sujetando un papel al viento con la firma de Mr. Hitler al que para evitar la guerra, cedieron los Sudetes checos. Pues bien, aprendamos esta enseñanza, que sin llegar al deshonor de dejar a su merced a Ucrania, podamos evitar la guerra.

Si como dicen por los medios internacionales, Rusia invadiera a su vecino para mediados de febrero, cuando acaben los Juegos de Invierno de Pekín, haríamos grande a nivel mundial al maestro Gila, nuestra mayor baza para la paz.

Juanjo Romero Crossa (geógrafo)

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