Una nueva investigación de laboratorio de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón, en Estado Unidos, ha revelado más de un camino hacia la ‘superinmunidad’ frente al COVID-19 al descubrir que dos formas de inmunidad –las infecciones tras la vacunación o la infección natural seguida de vacunación– proporcionan niveles aproximadamente iguales de protección inmunitaria reforzada, según publican sus autores en línea en la revista ‘Science Immunology’. E interpretan que cada nuevo avance de la infección acerca potencialmente la pandemia al final.
«No hay ninguna diferencia entre infectarse y luego vacunarse, o vacunarse y luego contraer una infección –afirma el coautor del estudio, el doctor Fikadu Tafesse, profesor adjunto de microbiología molecular e inmunología en la Facultad de Medicina de la OHSU–. En cualquiera de los dos casos, se obtendrá una respuesta inmunitaria muy, muy robusta, sorprendentemente alta».
La investigación sigue a un estudio de la OHSU publicado en diciembre que describió niveles extremadamente altos de respuesta inmunitaria tras infecciones de gran alcance, la llamada «superinmunidad». Ese estudio fue el primero en utilizar múltiples variantes vivas del SARS-CoV-2 para medir la neutralización cruzada del suero sanguíneo de los casos de avance.
El nuevo estudio descubrió que no importa si alguien contrae una infección intermitente o se vacuna después de una infección natural. En ambos casos, la respuesta inmunitaria medida en el suero sanguíneo reveló que los anticuerpos eran igualmente más abundantes y más eficaces -al menos un 1.000% más eficaces- que la inmunidad generada únicamente por la vacunación.
El estudio se realizó antes de la aparición de la variante ómicron, pero los investigadores esperan que las respuestas inmunitarias híbridas sean similares con la nueva variante altamente transmisible.
«La probabilidad de contraer infecciones es alta porque hay muchos virus a nuestro alrededor en este momento –asegura Tafesse–. Pero nos posicionamos mejor si nos vacunamos. Y si el virus llega, tendremos un caso más leve y acabaremos con esta superinmunidad».
Los investigadores reclutaron a un total de 104 personas, todos ellos empleados de la OHSU que se vacunaron con la vacuna de Pfizer, y luego los dividieron en tres grupos: 42 que se vacunaron sin ninguna infección, 31 que se vacunaron después de una infección y 31 que tuvieron infecciones de avance tras la vacunación.
Teniendo en cuenta la edad, el sexo y el tiempo transcurrido desde la vacunación y la infección, los investigadores tomaron muestras de sangre de cada participante y las expusieron a tres variantes del virus vivo del SRAS-CoV-2 en un laboratorio de nivel de bioseguridad 3 del campus Marquam Hill de la OHSU.
Descubrieron que los dos grupos con «inmunidad híbrida» generaban mayores niveles de inmunidad en comparación con el grupo vacunado sin infección.
Dado que la variante ómicron circula ahora por todo el mundo, los nuevos hallazgos sugieren que cada nuevo avance de la infección acerca potencialmente la pandemia al final.
«En este punto, espero que muchas personas vacunadas acaben con infecciones avanzadas y, por tanto, con una forma de inmunidad híbrida», apunta el coautor principal, el doctor Bill Messer, profesor adjunto de microbiología molecular e inmunología y medicina (enfermedades infecciosas) en la Facultad de Medicina de la OHSU. Con el tiempo, el virus se topará con una reserva de inmunidad humana cada vez mayor.
Los científicos de la OHSU afirman que no han probado rondas múltiples de infección natural, aunque es probable que muchas personas se encuentren en esa categoría, dado que millones de personas en Estados Unidos y en todo el mundo siguen sin vacunarse. Con la propagación de la variante ómicron, altamente contagiosa, es probable que muchas personas no vacunadas que ya estaban infectadas vuelvan a enfrentarse al virus.
Para ese grupo, las investigaciones anteriores revelan un nivel de respuesta inmunitaria mucho más variable que el de la vacunación, añade Messer.
«Puedo garantizar que esa inmunidad será variable, y que algunas personas obtendrán una inmunidad equivalente a la de la vacunación, pero la mayoría no –asegura–. Y no hay forma, sin pruebas de laboratorio, de saber quién obtiene qué inmunidad. La vacunación hace mucho más probable que se garantice una buena respuesta inmunitaria».
El coautor principal, el doctor Marcel Curlin, profesor asociado de medicina en la Facultad de Medicina de la OHSU y director de Salud Ocupacional de la OHSU, coincide en que «la inmunidad de la infección natural por sí sola es variable. Algunas personas producen una respuesta fuerte y otras no. Pero la vacunación combinada con la inmunidad a la infección casi siempre proporciona respuestas muy fuertes».
«Estos resultados, junto con nuestro trabajo anterior, apuntan a que el SARS-CoV-2 puede convertirse en una infección endémica mayormente leve, como una infección estacional de las vías respiratorias, en lugar de una pandemia mundial», prosigue.