La delegada del Gobierno andaluz en Málaga, Patricia Navarro, ha participado este lunes en los cursos de verano que la Universidad Pablo de Olavide desarrolla en la localidad sevillana de Carmona. Navarro defiende la moderación y el consenso «para sostener una sociedad de progreso y prosperidad». En la localidad carmonense ha realizado un alegato en favor «de la moderación, el consenso, la concordia y la convivencia democrática como vehículos para seguir ganando espacios de progreso, de competitividad, de prosperidad y de bienestar» en «una sociedad cada vez más polarizada».
Navarro defiende la moderación y el consenso «para sostener una sociedad de progreso y prosperidad»
La intervención como ponente se ha desarrollado en el marco del curso ‘Comunicación política: estrategias para un contexto de polarización’, dirigido por la profesora asociada del área de Ciencia Política y de la Administración, Marta Vélez, y el profesor titular de dicha área, José Manuel Trujillo, en la Universidad Pablo de Olavide, y en el que se trata de profundizar en las habilidades y conocimientos necesarios para comprender y abordar eficazmente los desafíos comunicativos en entornos políticos polarizados.
Así, Navarro ha recordado dos momentos históricos del siglo pasado marcados por la polarización, como la Segunda Guerra Mundial y la II República en España, «donde se pudo comprobar la ralentización e incluso la parálisis que supusieron para la evolución, el avance y el bienestar de las sociedades de esos momentos; porque son numerosos los estudios académicos que señalan el impacto negativo de la polarización en el funcionamiento de la democracia».
«PARTIDOS ATRAPALOTODO»
Entre las teorías más destacadas sobre las causas de la polarización en una sociedad, a su juicio, «se encuentran las crisis económicas, que desembocan en posturas o propuestas políticas muy extremas; la globalización y la integración de estados en organismos supranacionales, vaciando de competencias económicas a los primeros, lo que lleva a que la competencia electoral se centre en cuestiones más culturales o ideológicas; y, para mí, algo clave, como es la transformación de los partidos políticos tradicionales en ‘partidos atrapalotodo’, que los ha llevado a competir exclusivamente por el votante de centro, dejando huérfano los extremos ideológicos que rápidamente han ocupado partidos más reaccionarios».
Ha añadido que la polarización puede ser ideológica o basada en lo afectivo; «ésta última es una polarización emocional y España se encuentra entre los países del mundo donde se da en mayor medida este tipo», ha explicado Navarro, al tiempo que ha hecho referencia a diversos autores, que también apuntan la existencia de factores territoriales, demográficos y por género.
Asimismo, ha agregado que «la polarización también alcanza a los medios de comunicación», que «tienen un gran protagonismo y la misma o más responsabilidad en este fenómeno» que los ciudadanos/electores y los propios partidos.
De igual modo, Navarro ha disertado sobre «la línea en la que confluyen el negocio de los medios y las claves deontológicas del periodismo, ya que en muchos casos y, sobre todo a raíz de la irrupción de Internet y las redes sociales, los medios sobreviven también en gran medida por el grado de crispación y conflictividad que mantienen en sus informaciones».
«LA DIALÉCTICA COMO ARMA DE CONSTRUCCIÓN MASIVA»
«En los medios desemboca, si bien es cierto, todas las declaraciones, opiniones, posturas y manifestaciones de los líderes políticos, que en ocasiones pasan de la persuasión y el debate para solucionar problemas o conflictos, a la descalificación, que es la tónica general y lo que todos los actores implicados abonan en un escenario de polarización como este; entonces todo ser desvirtúa», ha afirmado Navarro.
La delegada de la Junta de Andalucía en Málaga ha asegurado que «es prioritario en política, y en general en todos los agentes sociales y medios de comunicación, practicar la moderación» y apostar por el «poder constructivo de la palabra o la dialéctica como arma de construcción masiva».
Ha insistido en que la polarización «es nociva para la salud de nuestra democracia y perjudicial para las aspiraciones que se le presupone a todo servidor público de resolver problemas reales que existen en una sociedad avanzada como la nuestra, ya sea combatir las bolsas de pobreza, las desigualdades sociales y de género, o fortalecer los cimientos de nuestro Estado del Bienestar y sus servicios públicos esenciales».
Por último, Navarro ha asegurado «que hay que tomarse en serio el reto de aminorarla –la polarización–, atenuarla, sacar la política de ese marcho mental permanente. Y para ello es necesaria la búsqueda de espacios de dialogo, que propicien los acuerdos necesarios para alcanzar todo lo anterior. Romper muros y recuperar el ágora griega».
