El país de más actualidad del planeta lleva centrando las primeras planas de los informativos desde que comenzó el año debido a la presión militar que ejerce en sus fronteras su vecina Rusia, cuya toponimia la vincula derivando su nombre de la Rus de Kiev, territorio que llegó en su máxima expansión a conectar los mares Báltico y Negro, formando la gran Ucrania de los siglos X y XI y punto de inflexión en su apogeo, a partir del cual sus desavenencias interregionales le llevaron a esta permanente debilidad política explotada por los países limítrofes.
Sobre el fértil suelo rojizo de la estepa han galopado los legendarios caballos mongoles y cosacos durante siglos de continuas y rápidas invasiones, solo detenidas por los principales accidentes geográficos que de oeste a este dividen longitudinalmente la llanura, la cordillera de los Cárpatos y los inmensos ríos Dniéster y Dniéper, que desembocan en la costa ucraniana del mar Negro, el Ponto Euxino de la Antiguedad. La península de Crimea separa la costa oriental formando otro pequeño mar, el de Azov accesible por el estrecho de Kerch, área de gran valor geoestratégico y desde 2014 bajo dominio ilegítimo de la Federación Rusa.
Las rencillas internas entre los sucesores de Vladimiro el Grande y Yaroslav I llevó a su desmembración, decadencia que aprovecharon primero los mongoles en el siglo XIII, y en los siguientes siglos XIV y XV repartida entre el Gran Ducado de Lituania y Polonia, hasta la llegada de los cosacos del Don, consolidados durante los siglos XVI y XVII.
A finales del siglo XVIII se produce un nuevo reparto entre los imperios Austro- Húngaro y Ruso que llegará hasta el fin de la Primera Guerra Mundial, donde los ucranianos ya se enfrentaron entre sí combatiendo para estados rivales, circunstancia que marcó el sentimiento actual entre prorrusos o más centroeuropeos. La Guerra Civil rusa, heredera de la revolución bolchevique de octubre de 1917, solapada en los primero años de la década de los veinte con el enfrentamiento entre el recién creado estado polaco y la ya Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas de Lenin, llevó a una nueva división territorial.
Con Stalin dueño del poder soviético, llegaron los años más terribles para el pueblo ucraniano, la colectivización forzada de la tierra originó una terrible hambruna conocida como Holodomor en los primeros años de la década de los treinta, que provocó la muerte a millones de personas y la deportación a campos siberianos de otros tantos.
La invasión de las tropas alemanas en el verano de 1941 supuso un añadido más a sus desgracias, las grandes batallas por ciudades como Kiev, Járkov o Sebastopol, sumado al genocidio judío, dejaron una terrible huella que continuó después de la victoria soviética con nuevas hambrunas y deportaciones.
La suerte cambió tras la desestalinización, con Jrushchov y continuando con Brézhnev, que potenciaron la economía ucraniana en todos los sectores y adquiriendo gracias al primero el territorio de Crimea en 1954, decisión controvertida desde la disolución de la URSS en diciembre de 1991, y desencuentro permanente con Rusia debido al deseo de Ucrania desde 1998 de salir de su órbita económica para abrazar a la Unión Europea.
La tensión actual con Rusia arranca con la llamada Revolución Naranja en noviembre de 2004, que depuso al candidato prorruso Yanukóvich tras alzarse al poder en
unas elecciones fraudulentas. Los nuevos resultados dieron la victoria a los candidatos proeuropeos Yuschenko y Timoshenko, cuyo gobierno comenzó a sufrir el chantaje ruso con el corte del suministro de gas sumado a una campaña de propaganda desinformadora de fake news contra el gobierno prooccidental con escándalos de corrupción de por medio, que se tradujo ahora si en una victoria electoral en 2010 del aliado de Rusia Yanukóvich, que acabó cortando todos los vínculos de acercamiento a la Unión Europea provocando nuevos brotes de protestas de los proeuropeos en febrero de 2014, el Euromaidán, que se saldó con más de 200 muertos en Kiev y la huida a Rusia de Yanukóvich.
Como consecuencia de lo anterior, Rusia decide aumentar la presión desde entonces, así en marzo de ese año se anexiona la península de Crimea y se infiltra en las instituciones de las provincias secesionistas del Donbás, apoyando a las milicias prorrusas que se hacen con el control de las dos principales ciudades rusoparlantes, Lugansk y Donetsk, dominando un territorio al este del país algo mayor que Aragón y donde se mantiene un estado de guerra oficiosa permanente, con un balance según fuentes indeterminadas de más de 14.000 víctimas hasta hoy, a los que hay que sumar las 298 que viajaban en el vuelo de Malaysia Airlines en ruta desde Ámsterdam a Kuala Lumpur, derribado en el verano de 2014 por el impacto de un misil ruso mientras sobrevolaba el espacio aéreo de esa región.
La determinación actual de resistir al chantaje ruso del gas y a una posible invasión militar, ha originado un fuerte sentimiento de unidad en el pueblo ucraniano, respaldado con el apoyo de la Unión Europea y Estados Unidos, enseñando al mundo que está dispuesto a pagar el precio que haga falta para no ceder ni un milímetro más de su soberanía ante el lobo ruso.
Juanjo Romero Crossa (geógrafo)