‘Rolling Fingers’ es la nueva mano robótica diseñada por investigadores de la Escuela de Ingenierías Industriales de la Universidad de Málaga (UMA) que permite desplazar objetos con un único agarre, sin necesidad de usar dos brazos que, hasta ahora, era imprescindible para cualquier robot.
Se trata del primer prototipo de dedos altamente articulados, adaptables y con una piel capaz de rotar axialmente a distinta velocidad, a la misma vez que el dedo puede realizar un agarre adaptativo basado en tendones. Su capacidad para manipular de forma segura componentes no rígidos ‘in hand’, es decir, sin soltarlo, añade gran potencial a cualquier brazo robótico, simplificando mucho el proceso.
«Antes cuando un robot móvil tenía que desarrollar cualquier tarea, ya sea industrial o clínica, necesitaba dos manos para hacerla. Por ejemplo, en el caso de medir el pulso a un paciente, una para tomarlo y otra para levantar la camisa», ha explicado el profesor de Telerobótica de la UMA Jesús M. Gómez, autor principal de este trabajo.
Este investigador aclara que con este nuevo diseño, que se adapta a la silueta del objeto que está agarrando y puede rotar, se logra disminuir el tiempo de la operación, así como efectuar diferentes tipos de movimientos. Estas características lo hacen óptimo, tal y como señala, para mover productos hortofrutícolas o en aplicaciones industriales, como la instalación de tuberías.
Desde la UMA han explicado que ‘Rolling Fingers’ se ha desarrollado dentro de la línea de I+D+i de la Universidad ‘Robótica para interacción física con humanos’, en colaboración con el ‘Mechanical Engineering Department de la ‘University College London’ (Reino Unido).
Actualmente el prototipo, publicado en la revista científica ‘IEEE Robotics and Automation Letters (RA-L)’, cuenta con tres dedos, aunque ya se está trabajando en uno de cuatro. «Con al menos tres dedos de dos grados de libertad activos –agarre y rotación axial– es posible construir garras de robot que sean capaces de desplazar objetos de forma controlada durante un único agarre», ha afirmado Gómez.
Asimismo, como siguiente paso, los investigadores apuestan por construir un demostrador para poder probarlo, tanto a nivel industrial como, más a largo plazo, en la interacción con humanos.