Estrenamos un otoño caliente con el mundo observando con absoluta impotencia las aterradoras decisiones contra la Humanidad del tirano Putin, un nuevo apretón de tuerca en la ya declarada su guerra particular, a pesar de la contraria opinión de sus propios aliados que también muestran signos de desacuerdo con las consecuencias que está generando este absurdo conflicto que ya pasa de los siete meses, donde aquél anuncio de operación militar especial ha mutado por decreto este pasado miércoles a movilización parcial de 300.000 nuevos efectivos que sigan suministrando sin descanso carne de cañón para su particular máquina de picar vidas, incluyendo además amenazas de activar sin dudarlo el armamento nuclear en el caso que los actuales territorios ocupados puedan ser reconquistados por las tropas ucranianas, llamando a los prorrusos de esas provincias a las urnas este fin de semana, para que ratifiquen la anexión en fraudulentos referéndums que le den así carta de legitimidad de su presunto derecho a responder defendiendo esos supuestos territorios de la Federación con todo lo que tenga en su mano.
La rata aún más loca y furiosa se ve acorralada en su guarida con las alarmas sonando en los ámbitos del Kremlin y de la cúpula empresarial, ya se oyen tímidamente las primeras voces disidentes entre sus dirigentes, aunque silenciadas con oportunos accidentes manipulados gracias al poder de cambiar la verdad de signo con el control omnímodo sobre los medios de comunicación.
Y es que su campaña militar especial ha resultado un fiasco militar desde su comienzo, pasando de un fracasado intento de ganar la guerra en unos días con la supresión de la cúpula gubernamental ucraniana, a ir improvisando dando palos de ciegos sobre la marcha incapaces de lograr ningún objetivo militar, sustituyéndolos con criminales ataques contra la población civil que han logrado el efecto contrario, aunando a todo el pueblo ucraniano en la defensa de su país hasta lograr la expulsión de los invasores y la victoria final.
El desastre militar en la provincia de Járkov ha agravado aún más la crisis militar rusa, donde la contraofensiva ucraniana de comienzos este mes de septiembre ha hecho retroceder a los rusos más allá del río Oskil, penetrando como una profunda cuña perforando el frente, desbordando sus defensas y alcanzando la retaguardia rusa consiguiendo liberar la estratégica ciudad de Kupiansk, recuperando en subsiguientes movimientos en pinza un área similar a la provincia de Málaga, estableciéndose el actual frente de guerra en los límites del Oblast de Lugansk, en la región del Donbas.
Esta estratégica victoria, punto de inflexión en la guerra tras medio año cediendo terreno ante el empuje ruso, supone una operación militar que irá incluida en los libros de historia junto al concepto de la blitzkrieg, el alto mando ucraniano tendiendo una anzuelo al ejército ruso con una operación de distracción previa en la región de Jersón, ha logrado sorpresivamente avanzar como un relámpago entre las defensas rusas en el sector de Járkov, desguarnecidas sustancialmente de su potencial al trasladar importantes efectivos desde ese sector para reforzar a las tropas del área sur del Dniéper, creyendo erróneamente que allí estaba el objetivo de la ofensiva ucraniana.
Tratando de tapar esa enorme vía de agua, donde un sustancial número de bajas, prisioneros y material perdido son silenciadas por la férrea censura, el mando ruso pretende insuflar un mayor esfuerzo bélico con este reclutamiento disfrazado de parcial para intentar recuperar la iniciativa, al igual que ocurrió en el verano de 1917 cuando Kérenski, el entonces hombre fuerte del gobierno provisional ruso echó toda la carne en el asador frente a los ejércitos de los Imperios Centrales ordenando una movilización masiva entre una tropa desencantada de la guerra y que redundó en un enorme fracaso, con rendiciones al enemigo de unidades completas, y manifestaciones que allanaron el acceso al poder de los bolcheviques en su revolución de octubre.
Con una crisis económica latente debido al efecto de las sanciones económicas y un panorama social hostil con visibles protestas en las calles traduciéndose en detenciones y juicios sin garantías, la tensión ha subido enteros debido a este decreto de movilización provocando salidas masivas de ciudadanos que intentan huir de la quema colapsando con sus vehículos las fronteras terrestres y los aeropuertos, con vuelos a precios de oligarca.
Ya empiezan los empujones y la búsqueda desesperada de contactos que enchufen a sus hijos para librarse de esta mili imprevista, especialmente entre las bases de Rusia Unida, el partido que aplaudió hasta el delirio a este criminal de guerra en su política expansionista y que ya ve con incredulidad la verdadera cara de su régimen. Y como en toda quinta a dedo al final irán a servir a la patria de la Nueva Rusia los desgraciados, léase la juventud de las áreas más desfavorecidas y todo aquél que haya mostrado cierta hostilidad al régimen, incluyendo a peligrosos delincuentes agraciados con una peculiar amnistía.
El fin de este régimen criminal no tiene otra solución que la de los propios rusos, derribando su poder desde la base del pueblo, aunque suponga pagar un altísimo precio, presionando en calles y frentes de batalla con protestas, huelgas y deserciones para que la cúpula contraria al poder del tirano mueva la ficha que le de jaque mate, antes morir que consentir tiranos.
Juanjo Romero Crossa (geógrafo)