La Universidad de Sevilla (US) ha contratado la gestión y el inicio de los trámites encaminados a registrar el diseño industrial de un juguete «multifuncional inteligente» para niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA) en el que trabaja la doctoranda Raquel Cañete Yaque, graduada en Ingeniería de Diseño Industrial por la Escuela Superior Politécnica de Sevilla y máster en Diseño de Interacción en Malmö (Suecia). Con este juguete, se busca mejorar la calidad de vida de los menores con autismo al ayudarles a aprender habilidades sociales.
Raquel Cañete, de 24 años y natural de Sevilla, está cursando su segundo año de doctorado con una tesis centrada en la tecnología asistencial y productos inteligentes porque, como ella misma explica en declaraciones a Europa Press, «quería hacer algo relacionado y con impacto en las personas con necesidades especiales». Los últimos estudios de prevalencia indican que el 1% de la población puede formar parte del espectro del autismo. Esto significa que más de 83.000 personas en Andalucía pueden tener TEA.
El juguete que ahora registra la US no es el primer objeto tecnológico para menores autistas en el que ha trabajado Raquel Cañete. Antes de decantarse por la investigación como carrera profesional, esta doctoranda basó su Trabajo Fin de Grado (TFG) en una línea de investigación y un proyecto ya existente en el Departamento de Ingeniería de Diseño de la Politécnica, patentado incluso por la US. Una patente e idea inicial a la que ella dio forma creando ‘KEYme’.
«Publiqué mi TFG en revistas internacionales y por ello me dieron el premio Alumni de la Universidad de Sevilla», recuerda Raquel, para la que ‘KEYme’ (un juguete con el que los menores autistas aprenden mediante técnicas de imitación habilidades sociales como la empatía, que conocen las principales asociaciones que trabajan en materia de autismo, supone un paso importante para que el conocimiento científico «no se quede en eso sin más». «Sería emocionante ver este juguete algún día en una lista de regalos para los Reyes Magos», afirma.
El registro industrial es clave para «la fabricación de un prototipo completo» que «probar en espacios donde se realicen terapias con niños con autismo para comprobar los beneficios que reporta tanto a corto como a largo plazo», resalta Raquel, que es optimista por los resultados ya obtenidos en los primeros ensayos con la ayuda de asociaciones de autismo de Sevilla y Huelva que tienen centros de desarrollo integral en la infancia y con las familias y profesionales de niños con autismo. «Todos los agentes que han participado en el proyecto han enriquecido el diseño del juguete», reconoce.
Raquel Cañete da este curso clases en tercero del Grado de Ingeniería de Diseño Industrial a estudiantes con poco más de 20 años. Alumnos de su edad a los que «explico las opciones que da el doctorado para ser emprendedor», defendiendo así que el paso para montar una empresa puede pasar también por una línea de investigación que convertir en idea de negocio. «Ya tenemos estudiantes interesados en nuestra línea de investigación» en tecnología asistencial y productos inteligentes, se muestra orgullosa esta investigadora y emprendedora.