El Consejo de Gobierno ha tomado conocimiento este martes del protocolo firmado entre la Consejería de Política Industrial y Energía y la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) para impulsar la mejora y modernización de los polígonos y áreas industriales andaluces y disponer de espacios productivos atractivos y bien equipados que contribuyan a crear un marco que propicie el desarrollo industrial, favorable para la inversión y la iniciativa empresarial.
La realidad industrial de Andalucía, sector que aporta un Valor Añadido Bruto (VAB) cercano a los 18.000 millones, se asienta en gran parte sobre la actividad que desarrollan pymes y autónomos, que encuentran en los polígonos industriales el ecosistema idóneo para el desarrollo de su actividad.
La comunidad cuenta con más de 2.300 espacios productivos que albergan 40.000 establecimientos y 35.000 empresas, que representan el 16% del tejido empresarial andaluz y concentran casi el 22% del total de los trabajadores, según datos del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) a través de su herramienta de Espacios Productivos de Andalucía (Espand).
El marco de colaboración rubricado entre la Consejería de Política Industrial y Energía y la CEA define las líneas de trabajo a desarrollar en los próximos meses para impulsar los espacios productivos andaluces.
Comenzará con un análisis y diagnóstico de la situación de partida, a los que seguirá un ejercicio comparado de las mejores prácticas de gestión.
Asimismo, junto a los ayuntamientos adheridos a la Red de Ciudades Industriales se trabajará en un sistema de evaluación y seguimiento de la adecuación de sus áreas industriales a las necesidades de las empresas locales.
Entre las líneas de actuación contempladas se sitúa la identificación de debilidades en materia de gestión e infraestructuras y oportunidades de mejora; el análisis de los modelos que mejor se adapten a las singularidades de Andalucía y se configuren como palanca para el fortalecimiento de las cadenas de valor de bienes y servicios industriales; el diseño de medidas y herramientas que ayuden a consolidar el tejido productivo; el desarrollo de un espacio común donde compartir proyectos, buenas prácticas y modelos de gestión; y facilitar a las entidades locales herramientas para impulsar proyectos de futuro en sus espacios productivos, entre otras.