Los esclavos de Miguel Ángel García Argüez ‘El Chapa’ y Raúl Cabrera llegan al Falla con un nuevo proyecto. La dirección viene de la mano de Francisco Javier Bohórquez.
Con una puesta en escena espectacular que simula un teatro, se presenta esta comparsa en las tablas del Gran Teatro Falla. El tipo consiste en una jaula a modo de sombrero, un mono de tela azul marino y unas patas de palo. Estos títeres reclaman libertad para todos los esclavos que como ellos están atados de pies y manos. Esta noche, se rebelan y vienen a representar a todos los esclavos porque «tarde o temprano se romperán nuestras cadenas».
La primera letra de estos esclavos es una comparación entre el resto de ciudades del mundo y Cádiz: «bendita sea esta ciudad que a mí me da la libertad para volver aquí a cantar como un esclavo». Es un auténtico piropo a la ciudad. El segundo pasodoble es un canto al Carnaval de Cádiz que exige que esta fiesta sea Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Así, reclama que los propios gaditanos la defiendan.
El primero de los cuplés hace un chiste relacionando el robo de las figuras de los niños Jesús de los belenes y un hijo que es nini. El segundo hace humor con la muerte de la Reina Isabel II de Inglaterra y la predicción del viento de la gente de Cádiz. «Y son las cuerdas benditas de mi guitarra» es el final de un estribillo que el público alaba con un «¡qué bonito!».
Para terminar con el pase de preliminares, estos esclavos hablan de libertad y la comparan con las veces en la que somos esclavos sin siquiera darnos cuenta. Utilizando el propio atrezo, hacen un análisis de ambas ramas de la ideología política: izquierda y derecha. También hablan de la esclavitud de los roles de género cuando se cría a un hijo. Para finalizar el popurrí, estos títeres se quitan los hilos a grito de: «que hoy son libres los esclavos».
Así termina la actuación de esta comparsa tan esperada. Con el público entregado y en pie, y la agrupación con caras de felicidad por el estreno que desaparecen tras el telón.
