Por Curro Marmolejo
Primer viernes de cuaresma y aún resuena en nuestras cabezas las frases “Polvo eres y en polvo te convertirás” (Gen 3:19) o “Arrepiéntete y cree en el Evangelio” (Mc 1, 15), pronunciadas por los sacerdotes el pasado Miércoles de Ceniza como recordatorio de la futilidad de esta vida mundana.
La ceniza simboliza lo efímero y nos recuerda que, por mucho poder, riqueza, juventud o vejez que tengamos, tarde o temprano tendremos los cristianos que rendir cuentas ante Dios por nuestras acciones.
La cuaresma son esos cuarenta días que pasan entre el ocaso del invierno y la incipiente primavera para celebrar el triduo pascual que nos llevará a la gloriosa mañana del Domingo de Resurrección.
El primer día de esta cuaresma y como un aviso a nuestras almas de este tiempo penitencial, los cofrades hemos podido contemplar el traslado del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia desde la parroquia de San Vicente de Paúl, hasta la iglesia de San Julián. Dicho traslado viene a ser la previa al Solemne Ejercicio del Vía+Crucis de la Agrupación de Cofradías que se celebrará (D.m) en la tarde de este viernes. La visión naturalista y descarnada del sufrimiento de Cristo ante los padecimientos de su pasión, nos prepara para ser testigos un año más de lo que acontecerá en esta Jerusalén malacitana en poco más de un mes.
Ese Cristo meditabundo que se encuentra sentando en la fría roca del Calvario y apoyado sobre la calavera de Adán, es la representación que tenemos en Málaga del Varón de Dolores que cuenta con una larga tradición artística en la historia del arte.
En pocas horas la Málaga Cofrade centrará sus miradas en la espalda lacerada del Cristo de calle La Unión y se reencontrará en calles y plazas, para prepararnos ante esta cuaresma que acabamos de comenzar