Por Francisco Marmolejo Domínguez
Cantaban los Vetusta Morla en su canción “Mapas” que, «si busco en los mapas que nos dieron al llegar, me pierdo en la recta sin trazar». Esta estrofa musical la podemos trasladar a los mapas mentales que tenemos los cofrades cuando llega la Semana Santa, y que desde 2019 estamos cuasi perdidos en nuestra propia ciudad para buscar a las cofradías que se acercan al centro histórico.
Los seres humanos somos animales de costumbres y nos cuesta asimilar los cambios. Los cofrades en concreto, tenemos nuestras rutinas para ver tal o cual cofradía por la calle X o la esquina Y cada año, ya que nos deja cierto regusto estético en nuestra forma de entender el procesionismo.
Con la llegada del nuevo recorrido en 2019, llegaron muchos cambios en cuanto a la manera de poder disfrutar de las procesiones. Cambiamos la manera de poder movernos por el centro histórico, cambios en los itinerarios de acceso de las hermandades hasta la Plaza de la Constitución inicio del recorrido oficial, restricciones y aforamientos de ciertas calles y plazas por parte de las autoridades competentes y cambios en el tejido urbano del centro, donde las terrazas de los bares copan las calles haciendo que el cofrade huya de ese clima hostil para encontrarse con las cofradías en sus barrios.
Quizás, la frase que nos puede representar en estos momentos al grueso de los cofrades con estos cambios tan drásticos en cuanto a la manera de poder disfrutar nuestra ciudad y su Semana Santa, es la que cantaba Don Hilarión, uno de los protagonistas de la conocida zarzuela «La verbena de la Paloma», donde afirmaba que «los tiempos cambian que es una barbaridad».
A todo se adapta uno, pero por si acaso llevemos esta Semana Santa en nuestros bolsillos esa especie de mapa que son los itinerarios para no ser forasteros en nuestra Málaga.
