Por Jorge Bueno
“Ni cualquiera ni de cualquier manera”
Conciertos, carteles, cultos, ensayos. La vorágine nos consume, pero justo antes de dejarnos llevar, me gustaría aclarar algunas cosas que deberían quedar muy claras para todo aquel que se considere cofrade.
El artículo 14 de la Constitución dice: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.” Es decir ninguna norma puede ir en sentido contrario a esta. Para que quede tremendamente claro, cristalino, las mujeres, como cualquier hombre, pueden acceder a cualquier cargo o puesto de una hermandad. Cualquier cosa que no sea aceptar esto de manera natural implica que debes plantearte tu condición de cristiano y de ciudadano.
Servir y no ser servido. Lo repito, servir y que no te sirvan. Que sólo se sirve a Dios y a su Madre y el resto somos seres muy humanos. Si no, ya sabes donde queda la puerta.
Si tu prepotencia te antecede, si tu chulería no tiene cura, tu sitio no son las cofradías. Si vienes para sacar partido, mejorar contactos y codearte socialmente, tampoco las cofradías son para ti.
El respeto al otro implica que esa persona puede expresar su opinión libremente y también ser escuchado y contestado con ese respeto. Esta palabra tan maltratada, implica no tomar represalias contra ese hermano que piensa distinto a ti. Si no respetas todo esto, tu sitio está fuera de las cofradías.
Si tus pocas ganas de trabajar, de adaptarte a la época actual de cada momento, si no tienes ganas de aprender, porque de toda la vida se ha hecho así, por favor, deja tu puesto. No seas un estorbo a una institución que pese a tener alma barroca, debe ser siempre contemporánea en su gestión. Hay que aprender cada día. Hay que cuidar a los hermanos.
Si vas de hermandad en hermandad buscando un cargo, lo lamento, hazte un favor y no entres en ninguna, sencillamente sobras.
Las hermandades necesitan de buenas personas, que lo sean y lo parezcan, creyentes, que sepan donde están y cuál es su cometido. Que la responsabilidad les pese siempre más que el orgullo.
Que sepan lo que va encima del trono, lo que representa, pues eso es lo importante, no olvidar que hacemos catequesis por las calles de nuestras ciudades y pueblos.
Si sacas el trono, protagonismo cero y acuérdate de los nazarenos, tus hermanos, que van delante. Recuerdo que siempre podremos sacar a las imágenes en andas o de otra manera.
Si sales de nazareno, espero que llegues a ser nazareno si no lo eres ya. Compostura, respeto a la túnica.
En todo Amor. Y grábate esto: «Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre Señor».
