Con un 11/13 desde el perimetro entre el segundo y tercer cuarto, los de Ibon Navarro se adjudican el último derbi andaluz de la temporada antes de la cita crucial del miércoles en Murcia. El vitoriano repartió roles y minutos pensando en la BCL. Y todos cumplieron. Porque el trabajo estaba hecho al descanso. Saint-Supery cubrió la baja de Alberto con 15 minutos en pista y su máxima anotación como profesional con cuatro puntos
El Unicaja Baloncesto, en otra muestra de potencial ofensivo, arrasó al Covirán Granada a base de triples (69-101). Con un excelso 11/13 desde el perímetro entre el segundo y el tercer cuarto, los de Ibon Navarro superaron el último derbi de la temporada con nota. Porque cuando pudieron, masacraron a los dirigidos por Pablo Pin con jerarquía y mano dura. Todo ello en la previa de uno de los choques más importantes de la campaña en el horizonte y sin Alberto Díaz.
Pero Saint-Supery ocupó su sitio disputando más de 15 minutos y anotando cuatro puntos gracias a un triple y un tiro libre, su tope como profesional. Y es que al descanso, los cajistas habían sentenciado otra fiesta andaluza de baloncesto. Como durante todo el año. El 29-50 del entretiempo es buena muestra del nivel defensivo de los malagueños y el nerviosismo nazarí con porcentajes bajísimos (11/35 TC, 2/12 T3 ).
Tras el descanso, más de lo mismo. El Unicaja, arropado por más de 300 aficionados que se plantaron en el Palacio de los Deportes de Granada aprovechando la promoción de viaje del club, no bajó el ritmo para irse por encima de la treintena (35-70, min 25). Llegaron los minutos de Saint-Supery, los cuales aprovechó anotando cuatro puntos, acompañados por un robo, una asistencia y una pérdida.
A pesar del resultado final, 69-101, el Palacio nazarí fue una auténtica fiesta. Ambas aficiones convivieron en armonía, fiesta y celebración. Lo mismo que el Unicaja, que no quiso despistarse antes de viajar a Murcia para cerrar su presencia en la Final Four de la BCL. Los de Ibon Navarro han calentado motores. Aunque lo del miércoles será otra historia.