Los de Pellicer cumplieron ante un equipo sin objetivos. Escassi y Lago Junior, cada uno en una parte, permiten a los malaguistas seguir soñando con una utópica permanencia. La Rosaleda dictó sentencia antes, durante y después del partido contra la cúpula del club
El Málaga CF retrasa la caída a la Primera Federación con un consistente triunfo ante el Mirandés (2-0). Con más pegada que futbol, el conjunto blanquiazul superó a los de Anduva, que vinieron a la Costa del Sol a cubrir el expediente. Y eso lo aprovecharon los de Pellicer. Que antes del primer cuarto de hora de partido ya dominaban en el marcador.
Escassi fue el encargado de abrir el electrónico con un sensacional testarazo a centro de Delmás. La Rosaleda, en silencio con la huelga de animación por parte de la grada en el primer tiempo, celebró tímidamente el gol. El Mirandés no pudo ni quiso reaccionar al tanto.
El Málaga aprovechó esa calma de los visitantes para aumentar la brecha nada más salir de vestuarios. Chavarría peleó un balón que parecía perdido para transformarlo en una magnífica asistencia que convirtió Lago Junior en el 2-0.
El partido siguió su curso, con más temperatura en las gradas que sobre el verde. Porque la afición no dejó títere con cabeza. Señaló al palco y les acusó de responsables. Porque este resultado alarga una agonía que, salvo milagro, terminará con los huesos del club en el fútbol no profesional. Ahora toca depender de los resultados de Villarreal B, Racing y Huesca. Si mañana ganan sus partidos, el Málaga perdería matemáticamente la categoría. De no ocurrir así, las vidas durarían hasta Mendizorroza.