El tenista rinconero Alejandro Davidovich no tiene tiempo para lamentos. Después de los chascos en Estoril y Montecarlo, que también significó el comienzo de la temporada en tierra batida, el deportista malagueño ha recuperado sensaciones en su debut en el ATP 500 de Barcelona, conocido más popularmente como el clásico Conde de Godó. Lo hizo gracias a una solvente victoria por un doble 6-3 frente al argentino Tomás Etcheverry, el número 59 del ránking mundial. Este triunfo es también el primero que consigue Davidovich en el cuadro final de este torneo.
Al contrario que sus anteriores actuaciones, el Davidovich que se presentó en Barcelona fue una versión mucho más fresca y descansada, lo que le permitió jugar de forma muy precisa y no dio opciones a su rival. Tuvo un 76% de puntos ganados con el primer saque, una estadística muy contundente que refleja parte de lo que fue el partido. Ahora Davidovich ya piensa en su duelo del jueves, cuando se medirá al finlandés Emil Rusuvuori, el número 40 del circuito ATP. Si gana todo apunta que podría enfrentarse a Carlos Alcaraz, contra quien nunca se ha enfrentado en torneo oficial.