Aboga por contribuir todos «a una conversación pública cívica»: «Expresémonos con máxima libertad», pero «sin denigrar a nadie»
El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, ha hecho este martes, una vez celebradas las elecciones municipales, una reflexión sobre las redes sociales, en la que señala que le parecen «un soporte formidable y necesario», pero ha advertido de que «la toxicidad, especialmente elevada en Twitter, está llegando demasiado lejos. Tan lejos como para poner en riesgo la convivencia democrática».
Además, ha abogado por contribuir «todos, cada cual desde su ámbito, a una conversación pública cívica. Expresémonos con máxima libertad, por supuesto. Pero sin denigrar a nadie por el hecho de que no nos guste. Seamos responsables y respetuosos».
Así lo ha señalado De la Torre, en un mensaje en redes sociales, recogido por Europa Press, donde ha afirmado que seguirá usándolas «como parte de mi comunicación pública», al tiempo que ha recordado que tiene cuenta en Twitter, «que utilizo personalmente con frecuencia, y mi equipo gestiona los perfiles en Facebook, Instagram, LinkedIn y TikTok».
Ha detallado que la reflexión parte de «un absoluto respeto hacia las posiciones contrarias al PP o hacia mi gestión al frente del Ayuntamiento». Es más, ha indicado que lee menciones «críticas y muchas de ellas son constructivas y resultan muy útiles», ya que «sirven para tomar nota de cuestiones en las que nos hemos equivocado o tenemos que mejorar».
Al respecto, ha afirmado que «estas últimas semanas he contactado con personas que han hecho comentarios a mis publicaciones; a algunas incluso les he pedido su teléfono para llamarles personalmente e intercambiar impresiones». Por tanto, ha dicho, «les doy las gracias, sinceramente, a quienes se dirigen a mí con respeto haciéndome saber sus discrepancias o quejas. Escucho a todo el mundo sin importarme lo que piense o vote. Como alcalde, sirvo a todos los malagueños, tenga o no su apoyo».
No obstante, ha dejado claro que «no todo vale. En una conversación pública sana sobran las amenazas, los insultos y los bulos». «La toxicidad, especialmente elevada en Twitter, está llegando demasiado lejos. Tan lejos como para poner en riesgo la convivencia democrática», ha advertido.
Asimismo, ha agregado que «algunos activistas, amparados en el anonimato, usan las redes sociales para imponer su ruido y desinformar. Da igual su orientación ideológica o sesgo: debemos rechazar estas malas prácticas vengan de donde vengan, de uno u otro extremo».
Al hilo de la reflexión ha aludido a un caso concreto de un tuitero, Curro Troya, del que ha dicho que «saludo y seguiré saludando cortésmente cuando coincida con él», que publicó un mensaje el pasado domingo en el que aludía a que el Hospital Noble, «era además la sede de Emasa, en cuyo recinto dejaba el coche aparcado la señora del alcalde, como si aquello fuese su cortijo particular #usosyabusos».
«CIERTAS SALIDAS DE TONO SOBREPASAN LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN»
Al respecto, De la Torre ha señalado que «nunca le había respondido, pese a que, desde mi punto de vista, varias de sus publicaciones han atentado contra mi honor. En algunas se ha referido a mi madre, fallecida en 2009, con desprecio. No le pediré que rectifique, aunque considero que ciertas salidas de tono sobrepasan los límites de la libertad de expresión. Voy a limitarme a contestar a lo que dijo el domingo».
Así, precisa que «en casa tenemos un coche que compartimos mi mujer –Rosa Francia– y yo. Ella lo usa mucho más porque casi todos mis desplazamientos son por trabajo, institucionales, y se producen en el vehículo oficial que tengo asignado como alcalde». De la Torre indica que el tuitero afirma «que aparcábamos nuestro coche en el Hospital Noble, en el recinto de Emasa. Y, en efecto, durante un tiempo fue así».
Según el regidor, «en Twitter no parece haber espacio para el contexto, así que dedicaré las siguientes líneas a explicar por qué durante unos cuantos años aparcábamos nuestro coche allí».
«Durante mi primera etapa en el Ayuntamiento –ha continuado–, los asesinos de ETA actuaron en Málaga despiadadamente: intentaron acabar con la vida de Celia Villalobos y más tarde, dos meses después de convertirme en alcalde, mataron a José María Martín Carpena. Fue antes, a partir del asesinato en Sevilla de Alberto Jiménez Becerril y su mujer, Ascensión García Ortiz, en 1998, cuando se reforzaron las medidas de seguridad y autoprotección de los concejales».
De la Torre ha añadido que «la presencia etarra en la ciudad convirtió en un problema el estacionamiento del vehículo. Algunos vecinos, con un miedo comprensible, no querían que nuestro coche se quedara en el entorno de sus casas: temían que nos pusieran una bomba como la que colocaron a José Asenjo. Así de aterrorizados estábamos en aquel momento».
Por eso, ha añadido, «la Policía, tanto Nacional como Local, nos instó a que aparcásemos en el Hospital Noble, un recinto cerrado y vigilado donde los terroristas nunca tendrían el coche a su alcance. Y así lo hicimos hasta que la amenaza terrorista declinó. De forma absolutamente justificada, no por comodidad ni capricho».
En este punto, De la Torre ha pedido «a cualquiera que se lance a publicar invectivas en redes sociales, que antes de pulsar el botón de publicar medite sobre las consecuencias que tienen para los aludidos determinadas afirmaciones hirientes y falsas», ha concluido.