El Aeropuerto de Sevilla acaba de finalizar el plan de obras en el que se embarcó a finales de mayo de 2019. Este proyecto, que ha absorbido una inversión global superior a los 80 millones de euros, ha supuesto la mayor transformación de las instalaciones en más de 30 años. Los trabajos han girado en torno a tres grandes actuaciones: el recrecido de la pista de vuelo y la reforma y ampliación del edificio terminal y de la central eléctrica. La primera de ellas terminó en enero de 2020.
La obra, de una complejidad mayor incluso que la ejecución de una pista nueva, requirió la participación de 500 trabajadores (día y noche) y 55 vehículos y maquinaria pesada, entre otros medios, además de 117.600 toneladas de aglomerado asfáltico y 18.900 metros cúbicos de hormigón, ha recordado Aena este miércoles en una nota de prensa.
La reforma de la central eléctrica concluyó en septiembre de 2022. Se trata de una instalación crítica para el aeropuerto, por cuanto de ella depende el suministro energético de toda la infraestructura. Con esta intervención, la central ha ganado capacidad para afrontar crecimientos futuros, apostando por soluciones sostenibles e innovadoras, como luminarias LED y tecnología «punta» para el control remoto de equipos.
En cuanto al terminal, la obra acaba de finalizar, después de que el estallido de la crisis sanitaria obligase a reorganizar el faseado con el que se planificó inicialmente. La ampliación del edificio, considerada la actuación «más emblemática» del plan de obras, se ha acometido por sus dos extremos. Hacia el sur, para atender el tráfico nacional e internacional Schengen, y hacia el norte, para el tráfico internacional No Schengen.
Los espacios «diáfanos», la luz natural y un diseño «enfocado a agilizar los procesos aeroportuarios y acortar las escalas de las aerolíneas» han sido las grandes claves de este proyecto. También lo ha sido la renovación integral de la oferta comercial y de restauración –los nuevos concesionarios irán abriendo a medida que culminen la adaptación de sus espacios–, así como una creciente «segmentación» de los servicios al pasajero.
El edificio terminal dispone de capacidad operativa para atender hasta 10 millones de pasajeros al año y han aumentado los medios disponibles para ello: 18 puertas de embarque (más una mixta), cinco núcleos verticales de comunicación, ocho líneas de inspección para el control de pasajeros y equipajes de mano y diez cintas para la recogida de maletas y controles de pasaportes, entre otras prestaciones.
En paralelo a este importante proyecto, se han ejecutado otras obras de «calado», como la reordenación de los viales de acceso en el túnel de salidas del edificio, la instalación de seis pasarelas de embarque de última generación para el acceso de los viajeros desde el terminal a los aviones y la reconfiguración de la plataforma de estacionamiento de aeronaves.