Antonio Álvarez ‘El Bizcocho’ pasa el corte de preliminares y repite con Los mi alma. Él mismo se encarga de la composición entera. La dirección de esta chirigota de San José de La Rinconada, Sevilla, la lleva Ernesto Urmeneta.
Tras quince minutos de montaje, se aparecen de nuevo estos espíritus en el Gran Teatro Falla. En la presentación se describen como aquellos que esconden las cosas para que no las encontremos o aquel que apagó el micrófono cuando el jurado fue a dar el fallo de preliminares. «Y si el Íker Jiménez está aquí pues… me la va a mamar a mí», así sentencian estos fantasmas.
Antes de los pasodobles, un anónimo del público le grita: «Bizcocho, ahora te habrás reencontrado con Manué», haciendo así referencia a la primera chirigota que este autor presentó al COAC. El primer pasodoble comenta con humor la explotación de trabajadores durante la preparación del mundial de Qatar de 2022. Acaba criticando que la afición haya dejado de lado que este país no respete los derechos humanos para ver el mundial.
La segunda letra va dedicada a Shakira y le propone que se olvide de Piqué y se descargue Tinder. También le recuerda la deuda con Hacienda y le invita a que venga a los Carnavales de Cádiz. «Que tú vales más que él y a mí me encantan los niños», así terminan el pasodoble.
El primer cuplé habla del activismo del clima contra las obras de arte y hace un chiste con el Museo del Carnaval de Cádiz que está aún en construcción. El segundo tiene como protagonista a Froilán y trata con humor su accidental disparo en el pie de hace unos años y su pelea en una discoteca la pasada Nochebuena. «No pasa ná, me vuelvo al más allá con sus muertos, con sus muertos» así termina un estribillo muy al tipo.
En el popurrí, describen su subida al suelo y la conversación con San Pedro que se parecía a El Sheriff. Como no pudieron entrar, se quedaron aquí abajo con nosotros y se enamoraron de una médium. Después de dejarla, explican su paso por el Carnaval de Cádiz. En otra cuarteta, estos fantasmas dicen que todo lo saben incluso cuando mentimos.
Se marchan estos fantasmas al ritmo de su propia presentación y con el acompañamiento del público.
