El euro ha caído este lunes a un nuevo mínimo de 20 años contra el dólar después de la decisión de Rusia de cerrar el grifo del gas a Europa, algo que intensifica aún más la crisis energética del bloque y que supone un duro golpe para su economía.
La moneda común cayó hasta un 0,7%, hasta 0,988 dólares, en las operaciones de Londres, el registro más bajo desde 2002. Las bolsas también registran fuertes retrocesos. El EuroStoxx 55 se deja un 2,7%, mientras que el Dax alemán se hunde un 3,3%, el Cac francés un 2,4% y el Ibex 35 retrocede un 2%.
En los mercados energéticos, los futuros del gas holandés TTF, el contrato europeo de referencia, han subido un 30% hasta los 272 euros por megavatio hora, acercándose de nuevo a los máximos históricos alcanzados por encima de los 340 euros hace poco menos de dos semanas.
La nueva subida de precios se produce en un momento en que las capitales europeas se esfuerzan por contener la creciente preocupación por la “militarización” del suministro de gas al continente por parte de Rusia.
Países europeos como Suecia y Finlandia se apresuraron durante el fin de semana a proporcionar financiación gubernamental a las utilities que se enfrentan a un fuerte aumento de los requisitos de garantía en las bolsas, advirtiendo de que, sin intervención, los mercados energéticos podrían colapsar y amenazar el sistema financiero en general, informa Financial Times.
La volatilidad del comienzo de la semana se produjo después de que Rusia suspendiera indefinidamente los flujos de gas natural a través del gasoducto Nord Stream 1, estrangulando aún más el suministro energético de Europa y aumentando los riesgos de recesión en el bloque. La empresa estatal Gazprom dijo que la suspensión se debía a un fallo técnico.
Finalmente parece haberse hecho realidad el escenario más temido por los mercados. El anuncio de Rusia de cerrar indefinidamente el gasoducto se produjo apenas unas horas después de que los países del G7 anunciaran sus planes de imponer un límite a los precios de las exportaciones de petróleo ruso, en un intento de reducir los ingresos que llegan a Moscú y que podrían utilizarse para financiar su invasión de Ucrania.
El último giro en la crisis energética añade aún mayor presión al BCE, cuyo consejo se reunirá a finales de esta semana. Varios grandes bancos de inversión, como JPMorgan, Bank of America y Goldman Sachs, dijeron la semana pasada que esperaban que el banco central subiera los tipos de interés en 0,75 puntos porcentuales, la mayor subida desde 1999, en su lucha contra la inflación récord. El aumento del precio de la gasolina podría empeorar la situación de la inflación, pero también ensombrece las perspectivas de crecimiento económico.