El Consejo de Ministros ha aprobado la declaración del Belenismo, es decir, el arte de fabricar las figuras del Belén por parte de sus artesanos y de armarlo, como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial, con el objetivo de contribuir a revalorizar estos oficios artesanales y potenciar los usos de la tradición.
El Ministerio de Cultura y Deporte, a través de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, inició el proceso el pasado 5 de enero, implicando ya un reconocimiento y salvaguarda de esta práctica, y ahora el Gobierno ha aprobado un Real Decreto que supone el paso definitivo de protección.
Según destaca el Gobierno, el Belenismo «trasciende lo estrictamente religioso» para encuadrarse en «una dimensión cultural, convirtiéndose así en un hecho sociológico», en una «muestra de una identidad colectiva, presente prácticamente en toda España».
Entre sus valores culturales, el Ejecutivo remarca su contribución a la transmisión de conocimiento de la cultura popular, mostrando oficios tradicionales y modos de vida a veces ya desaparecidos, así como la preservación de oficios artesanales especializados y su dimensión económica y productiva.
También destacan la riqueza de sus bienes muebles asociados, la transmisión y recreación a través de su práctica de conocimientos, habilidades y destrezas, su estrecha relación con la tradición oral, narrativa y musical, la importancia del asociacionismo en torno a esta manifestación y su proyección internacional.
La acción de montar el Belén es una tradición de religiosidad popular que tuvo su origen en la Europa Medieval y que consiste en construir una escenografía formada por escenario y figuras que se arman o montan cíclicamente coincidiendo con la época de Navidad. Se trata, por lo general, de construcciones estacionales, de un pequeño universo que alberga personas, animales y casas.
La Ley 10/2015, de 26 de mayo, para la salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial establece que corresponde al Ministerio de Cultura y Deporte, en colaboración con las comunidades autónomas, la salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial mediante la Declaración de Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial.