Casi medio centenar de escritores han firmado un manifiesto en contra del nuevo currículo de la ESO que prevé que la asignatura de Historia se enseñe sin un relato cronológico y de la reforma curricular de Bachillerato que limita el temario de esta asignatura en el segundo curso a los acontecimientos posteriores a 1812. Para los firmantes del documento ‘Escritores con nuestra Historia’, estas decisiones supone enviar la «Historia a la guillotina» y «mutilar» al alumno el conocimiento del pasado.
Carmen Posadas, Isaben San Sebastián, Luz Gabás, Joaquín Leguina, Juan Eslava, Inocencio Arias, Julio Valdeón, José Calvo Pollato y Manuel Pimentel figuran en la lista de firmantes del documento, en la que también están Begoña Valero, Luis del Val, Antonio Pérez Henares y Fernando Martínez Laínez, entre otros.
Los escritores consideran que la reformas «no están pensadas para facilitar el aprendizaje del alumnado», ni son «un mero producto de una pedagogía de plastilina, inocente pero desatinada», sino que «responden a un planteamiento ideológico que convierte la Historia es un magma, una serie de fotogramas desconectados entre sí, donde el tiempo histórico carece de sentido y los hechos no están integrados en una época concreta, sino que se enseñan descontextualizados».
A su juicio, «esa fórmula hace que el alumnado caiga en el presentismo y juzgue el pasado con criterios del presente lo que supone fertilizar el terreno para la cultura de la cancelación, la impugnación de todo hecho histórico, obra cultural o personaje considerado contrario a determinados valores identitarios».
Opinan, además, que acotar la materia a la Historia Contemporánea en el caso de los alumnos de Bachiller, supone «dejar en el vacío y desenraizada a toda la sociedad» al considerar que parte del patrimonio, como el «santuario peleolítico de Altamira», el acueducto de Segovia la catedral de Burgos o la Alhambra granadina; los nombres ciudades –Barcelona, Zaragoza, Mahón_ y de ríos _Ebro, Guadalquivir–; las grandes obras pictóricas como ‘La Rendición de Breda’, de Velázquez, o ‘Los fusilamientos del 3 de mayo’, de Goya, pierde el sentido.
«Supone borrar esa patria cultural común que nos acoge, que compartimos», recoge el manifiesto en el que escritores alertan de que se está haciendo «una contribución a la causa de nacionalistas y separatistas, pues se priva a los jóvenes de conocer la rica y densa historia que ha forjado la actual nación, las raíces
compartidas, todo aquello que da sentido y cohesión a España».
En su opinión, «ese silenciamiento de un pasado común constituye una censura intelectual y emocional, porque sólo se puede amar lo que se conoce» y advierten de que los jóvenes desconocerán «la evolución histórica de España y podrán ser mucho más manipulables por los discursos que, tratando de reinventar el pasado, justifiquen sus ensoñaciones políticas». «El conocimiento es libertad, y el amordazamiento intelectual, totalitarismo», añaden.
Ante esta situación, apelan a la conciencia colectiva para impulsar una «rebelión cívica y pacífica» y piden «revertir» la reforma y retornar a la educación integral de la Historia.
«Mientras, pese a este adoctrinamiento, habrá profesores que no
dejarán de enseñar las etapas históricas extirpadas de las asignaturas, habrá escritores que publicarán novelas históricas y artículos para entretenimiento y aprendizaje de los lectores, habrá conferenciantes que hablarán de los momentos oscuros y también estelares de nuestro pasado, y seguiremos viendo algunas películas, series y documentales que fueron exitosos porque no caían en
la manida Leyenda Negra», recoge el manifiesto.
Para los escritores firmantes «el pasado común no se oculta, se enseña, y ello no sólo por puro enriquecimiento intelectual y emocional, sino para formar ciudadanos que sepan vencer dificultades a fin de que prevalezca la voluntad de convivir en libertad en una nación democrática y heterogénea que, hoy como ayer, se llama España».