El diputado por Málaga y viceportavoz de CS, Guillermo Díaz, ha anunciado este viernes que abandona la política e inicia una nueva andadura. «Es bueno implicarse en política pero también es bueno saber irse», ha afirmado.
Así Díaz sigue los pasos de la portavoz de CS en el Congreso, Inés Arrimadas, que este pasado jueves anunció su decisión de abandonar la política, después de que su partido se haya despeñado en las elecciones locales del 28M y haya decidido no presentar listas en las generales del 23 de julio.
Precisamente, en la comparecencia en Málaga, Díaz ha afirmado que la decisión de que la formación no concurra a las elecciones generales, es «muy dura» pero «acertada», además de que «defendí en los órganos directivos de mi partido de los que formo parte desde el primer momento». «El presente a veces debe saber sacrificarse por el futuro», ha apostillado.
Sobre su decisión personal de abandonar la política, Díaz ha incidido en que «todos los ciclos en la vida tienen un comienzo y un final», por lo que inicia nueva andadura al margen de la política.
Asimismo, ha agregado que «todos estos años hemos defendido los ideales liberales en CS y es algo que seguiré haciendo allí donde esté», ya que «los españoles somos corresponsables del devenir de España y, en definitiva, todos los españoles somos España».
Por otro lado, se ha referido a su etapa de siete años en el Congreso, que «llega a su final y con ello finaliza igualmente mi tiempo en política». «Es bueno que esta actividad, la política, sea temporal. Es bueno implicarse en política pero también es bueno saber irse».
Ha reiterado, como en anteriores ocasiones, que sus ideales «son liberales». «Creo en la racionalidad, en la ilustración y en el humanismo», al tiempo que ha sostenido que «es importante ser coherente con tus ideales, no venderlos, porque lo único que tenemos seguro es nuestra palabra».
«El momento político que vive España es convulso y crucial», ha advertido y ha agregado que se está «en una época en que el identitarismo, con sus diferentes versiones, siendo el nacionalismo la más destacable, amenaza nuestro sistema de derechos y libertades». «Europa, en general, y España en particular vive en una época en que hemos de afrontar desafíos importantes».
A su juicio, «hay una relajación en la defensa del Estado de derecho tratando de no ofender a minorías hipermovilizadas, que normalmente pulsan en contra del interés general; también nos enfrentamos al apaciguamiento y a la normalización del privilegio basado en el código postal o en la lengua, que es algo que se asume desgraciadamente con mucha normalidad por una inmensa mayoría de nuestros representantes»; y «también es un desafío el auge de las ideas populistas gracias a la excesiva simplificación de la política y esto es un mal endémico».
Al respecto, ha asegurado que ello «está muy relacionado además con el bombardeo excesivo de información». «Si uno quiere estar al tanto de la política, de todo, es probable que no termine entendiendo nada».
Ha dicho que «estamos asistiendo a la anulación de la capacidad de mantener la atención sobre ideas complejas; se están abandonando los ideales ilustrados y humanistas y se están cambiando por el relativismo y el mantra postmoderno de que la verdad no existe».
«Todas estas cuestiones he querido afrontarlas en mi actividad como diputado y sobre todo desde la tribuna del Congreso», ha expresado, al tiempo que ha defendido que «con mayor o menor acierto he querido hacer frente y desenmascarar al nacionalismo, al relativismo y al populismo».
No obstante, ha continuado, pese a lo que ha comentado, es «optimista respecto al futuro», ya que «cada uno de estos desafíos tiene una respuesta acertada y correcta que puede vencernos». «La evidencia científica, el pensamiento ilustrado, los avances tecnológicos y el estar identificando ya estos desafíos, no sólo por mi parte sino por muchos pensadores intelectuales, incluso políticos mayormente de mi partido, son la prueba de que superaremos este periodo para comenzar uno mejor».
«Por encima de todo soy optimista porque cada vez que España, la mejor España, la que emerge desde 1978, se ha enfrentado a un desafío importante, ha sabido superarlo con creces», ha valorado, por lo que «no hay ningún motivo para que no superemos todos estos».
Por otro lado, Díaz ha señalado que ha realizado su trabajo en el Congreso «de la mejor forma que he sido capaz». «He trabajado cada intervención y pensado cada palabra; he dedicado muchas horas, muchas noches a preparar mis discursos parlamentarios intentando ser digno del privilegio que los españoles me han otorgado al elegirme para representarles».
«También –ha continuado– he puesto lo mejor de mí en la negociación de las leyes, la incorporación de enmiendas, algunas muy relevantes en la mejora de la vida de los españoles. También he querido defender la cultura, el legado español, combatir la leyenda negra, combatir la censura y, en definitiva, la defensa en el sentido más amplio de la libertad», ha explicado.
Ha asegurado que en CS «siempre hemos dicho la verdad –a los españoles–, por duro o impopular que fuera». «A los españoles no hay que protegerlos de la verdad».
«En este tiempo cuando me he encontrado con victorias y con derrotas, con triunfos y con fracasos, esos dos impostores, he procurado tratar a ambos de la misma manera. Se aprende mucho en las dos circunstancias», más «en las más duras», ha explicado.
MÁLAGA
Por otro lado, ha dicho ser consciente «cada día de estos siete años del gran honor que supone ser diputado de España y de la gran suerte que es, además, serlo por Málaga», de la que ha afirmado «vive el mejor momento de su historia y no es por casualidad. Estas cosas se trabajan, se buscan y se luchan» y «mi partido ha sido corresponsable de este éxito durante muchos años».
«Málaga es una tierra de oportunidades que demuestra cada día que se puede prosperar sin acudir a los falsos atajos del nacionalismo o del victimismo. Que se puede prosperar y crecer gracias al optimismo, a la apertura al mundo, al trabajo y a la ruptura de los tópicos. Málaga ha sido inconformista y está triunfando», ha apostillado.
Ha advertido de que Málaga «vive un momento dulce pero hay que evitar que sea una moda pasajera y convertir nuestro éxito conjunto en una constante».
Por último, ha tenido palabras y agradecimientos, entre otros, para los malagueños, los afiliados, y al equipo de Málaga, «todos estos irreductibles que son muchos y que han aguantado y sé que aguantarán sosteniendo la pica del liberalismo en la ciudad donde reposa Torrijos».
De igual modo, ha dado las gracias a «Arcadi Espada, sin él nunca habría entrado en política y nunca habría entrado en CS; Albert Rivera, que me dio la oportunidad de estar en el Congreso y ha sido un líder excepcional; y, especialmente gracias, a Inés Arrimadas, porque en la legislatura más dura confió en mí, me ayudó a crecer como orador, me proporcionó, me dio, me cedió intervenciones fundamentales».
«Inés ha sido mi brújula y todo un ejemplo para mí. Venció el nacionalismo en Cataluña indicando el camino y la fórmula para vencerlo y cuando a Albert Rivera le pidió que fuera al Congreso de los Diputados hizo los mejores discursos del Parlamento».
En suma, ha dado las gracias a todos «por haberme concedido el mayor privilegio que he podido disfrutar en la vida, ser diputado en Cortes», ya que, «si es un privilegio ser diputado español en el Congreso, serlo por Málaga es un sueño hecho realidad. Gracias por hacerme tan afortunado. Esta etapa ha sido el mayor honor que he tenido en mi vida», ha concluido.