Investigadores del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (Ibima) y del Hospital Universitario Virgen de la Victoria han publicado un estudio en la prestigiosa revista científica ‘Annals of Neurology’ que describe el desarrollo de una nueva terapia génica para el Síndrome de Depleción Mitocondrial debido a la deficiencia de TK2.
Este síndrome constituye un conjunto de enfermedades génicas raras caracterizadas por una disminución en la cantidad de mitocondria y/o ADN mitocondrial. La función principal de las mitocondrias es la de producción de energía, por lo que su deficiencia se traduce en una alteración muy importante de la bioenergética celular. La mutación en diversos genes puede ocasionar la aparición de este síndrome.
Esta investigación, desarrollada en la Universidad de Columbia, en la que los autores del estudio trabajaron hasta 2019, ha estudiado mutaciones en el gen TK2, lo cual se manifiesta clínicamente en el paciente mediante una miopatía o encéfalo-miopatía durante la infancia y pubertad, debido en gran parte por el alto consumo de energía que necesita la musculatura y el cerebro. Se trata de una enfermedad que llega a tener una mortalidad en edades muy tempranas, incluso dentro de los primeros tres años de vida.
Según apunta el equipo investigador, en el laboratorio del doctor Michio Hirano, en la Universidad de Columbia, se desarrolló hace seis años una terapia farmacológica con deoxinucleósidos se potenciaba la actividad residual de la proteína TK2 mutada. Existen cuatro tipos de deoxinucleósidos diferentes, timidina, deoxicitidina, deoxiguanosina y deoxiadenosina. Los dos primeros son los que se usan para tratar a los pacientes con deficiencia de TK2.
Esta terapia se ha venido administrando desde hace seis años en pacientes con deficiencia de TK2 en diversos países, incluido España, como tratamiento compasivo. El seguimiento de estos pacientes y los resultados de esta terapia ha alargado la esperanza de vida y ha mejorado la movilidad de estos pacientes. En la actualidad, diversos ensayos clínicos están encaminados a validar la seguridad y eficacia de este tratamiento.
El investigador Carlos López ha señalado que el estudio plantea un paso más allá debido a que pretende «la distribución de la versión correcta de la proteína TK2 humana por todo el organismo, usando partículas virales, un método comúnmente usado en las terapias génicas».
El estudio, llevado a cabo en ratones de laboratorio portadores de una mutación en TK2, permitió ampliar la media de vida pasando de tres semanas a cuatro meses. Además, la combinación de esta terapia génica con la suplementación de deoxinucleósidos aumentó la esperanza de vida hasta los seis meses, superando en algunos casos el año. Esto supone un gran avance, teniendo en cuenta que este tipo de animales tienen una vida media de dos años de forma natural.
Además, López ha apuntado que «esta terapia génica podría potenciar la actual terapia con deoxinucleósidos que frena la progresión de la enfermedad y revierte algunos efectos en el futuro, ya que podría devolver a los pacientes y sus familiares gran parte de la calidad de vida que han perdido a causa de la enfermedad».
Por su parte, la investigadora postdoctoral del Cibercv y del Área del Corazón del Hospital Universitario Virgen de la Victoria, María J. Sánchez Quintero apunta que «se trata de una terapia génica que, aunque costosa, sí podría ser muy beneficioso para este tipo de pacientes». No obstante, recuerda que «debemos ser muy prudentes y esperar que los ensayos clínicos en el futuro evalúen de forma positiva la seguridad y eficacia de este tratamiento».
Además, el equipo investigador está en contacto con la Asociación para la Investigación de la Miopatía Mitocondrial por déficit de TK. Su secretaria y madre de un paciente afectado, Elena Álvarez, ha apuntado que «la terapia génica abre una puerta a la esperanza para dar un salto en el futuro más allá de los tratamientos convencionales con deoxinucleósidos para las personas afectadas por esta patología».
Por último, la compañía Modis Therapeutics, con experiencia en ensayos clínicos con deoxinucleósidos, se ha hecho con los derechos de propiedad industrial de esta nueva terapia.