El último lanzamiento balístico se produce en un momento clave para la geopolítica mundial. Pyongyang busca mantener su relevancia global con la protección de Rusia y China.
En plena invasión rusa de Ucrania y ante una creciente alianza entre Estados Unidos y Corea del Sur, Kim Jong Un ha acelerado la consolidación del programa balístico norcoreano para hacer frente a lo que ha tildado como la «doble moral» de Occidente.
Con el lanzamiento de ocho misiles en tan solo diez días, Pyongyang ha hecho saltar todas las alarmas en un nuevo intento de mostrar fortaleza tras la visita de la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, al territorio surcoreano, donde ha aprovechado para subrayar la alianza existente entre las partes.
El lanzamiento de este martes se produce en un momento clave para la geopolítica mundial y ha llevado al primer ministro, Fumio Kishida, a hablar de un «acto de barbarie».
El misil ha sobrevolado Japón y ha obligado a parte de la población a refugiarse, algo que no sucedía desde 2017.
Para Kim, sin embargo, el programa balístico se enmarca en la autodefensa, en la idea de «estar listos para movilizarse en toda su capacidad» en caso de ataque externo.
El líder norcoreano sigue acusando a Estados Unidos de tratar de «demonizar a Corea del Norte» para justificar sus políticas e insiste en que las medidas tomadas por Washington contra el país son puramente «ilegales y hostiles».
Kim sostiene que la actitud del país norteamericano empuja a Corea del Norte, víctima de acciones «peligrosas» que la colocan en un lugar comprometido, a un paso del conflicto bélico.