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La guerra en Ucrania ha comenzado

Con precisión matemática. Minutos después de que la televisión rusa emitiera a las tres de la madrugada un discurso televisivo pregrabado por el presidente ruso, Vladímir Putin, sonaron las alarmas en el cielo nocturno de Ucrania. Instantes después, las explosiones empezaron a oírse en los alrededores de las principales ciudades de Ucrania. La guerra había empezado.

Las bases aéreas situadas en Kíev, Jarkov, Odesa, Kramatorsk e Ivano Frankvist, al oeste del país, en la región cercana a la frontera con Polonia, fueron inutilizadas por los misiles lanzados por las fuerzas rusas. El objetivo: destruir las infraestructuras militares y de comunicaciones de Ucrania para facilitar los movimientos de tropas.

A las 7 de la mañana, el Ministerio de Defensa ruso informaba de la eliminación del sistema de defensa aéreo ucraniano. Algunas fuentes señalan también que se ha destruido el Cuartel General de la Guardia Nacional, en la capital.

obre el terreno, las tropas rusas han entrado por el sur, procedentes de Crimea, con el probable objetivo de alcanzar la ciudad de Mariupol. Preventivamente, y para obstaculizar cualquier movimiento naval en el Mar Negro, Rusia ha cerrado los accesos de barcos comerciales al Mar de Azov.

El Ministerio de Defensa ucraniano ha informado también de que las fuerzas rusas disparan artillería y armas ligeras desde territorio ruso y de Bielorrusia contra los puestos de control ucranianos.

En apariencia, la actividad del ejército ruso es mucho menor en la región del Donbass, objetivo y pretexto de Rusia para iniciar la guerra. Las fuerzas ucranianas han informado que habrían abatido cinco aviones y un helicóptero ruso. Moscú ha negado este último extremo.

Como resultado de los ataques aéreos de Rusia, al menos ocho personas han muerto y nueve han resultado heridos, según informó el Ministro del Interior de Ucrania. Entre tanto, la ofensiva continúa. La guardia fronteriza ucraniana afirma que columnas militares rusas han cruzado la frontera ucraniana hacia las regiones de Chernihiv, Kharkiv y Luhansk.

En Kíev, la capital, las explosiones provocaron un primer éxodo de la población. Hay atascos de tráfico para salir de la ciudad en dirección al sur, a ciudades como Ternopil, en la frontera con Rumania.

En cambio, la que parecía la ruta más segura, la que conecta la capital con Lviv, la capital de la Galizia, al oeste, junto a Polonia, parece ahora terreno inseguro por hallarse cerca de la frontera con Bielorrusia.

En Kíev, colas en cajeros y supermercados y grandes atascos para salir de la capital
En Kíev la población ha reaccionado sin aparente pánico, nada sorprendente en un país que ha tenido una historia reciente azarosa.

Algunos han ido a trabajar como si nada ocurriera. Otros se agolpan frente a los cajeros automáticos y hacen colas en los supermercados.

Kíev tiene tres millones de habitantes y está a solo tres horas de la frontera de Bielorrusia, donde hay más de 30.000 soldados rusos, sin contar sus «hermanos» bielorrusos, que según algunas fuentes estarían participando en las acciones.

Si el ejército ruso decidiera avanzar por tierra, provocaría un auténtico caos y el colapso del país. Los analistas señalan que Rusia no quiere ese escenario, pero el Kremlin se ha especializado en los últimos días en dar toda clase de sorpresas.

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