Se trata de un estudio liderado por la UMA en el que han participado 230 menores que acudieron al hospital a hacerse una analítica
Las unidades de Laboratorio y de Pediatría del Hospital Materno Infantil ha concluido un estudio, en el que también ha participado la Universidad de Málaga, para averiguar si el uso de la realidad virtual disminuye el estrés en pacientes pediátricos cuando se realizan una analítica de sangre. Entre enero y junio se han beneficiado del mismo más de 152 menores que acudieron al Área de Extracciones del centro sanitario y que se pusieron las gafas en el momento del pinchazo.
Se trata de un proyecto multicéntrico, puesto en marcha por el profesor Marcin Czub de la Universidad de Wroclaw (Polonia), y en el mismo han participado también el University Hospital Oslo y el Hasan Kalyoncu University Gaziantep de Turquía. Por parte de la Universidad de Málaga lo han hecho investigadoras del grupo ‘Vulnerabilidad al Dolor Crónico: Implicaciones para la Intervención Psicológica’ quienes tienen una línea de trabajo en dolor pediátrico.
Las investigadoras y profesoras de la Facultad de Psicología y Logopedia de la Universidad de Málaga Elena R. Serrano y Rosa Esteve explican que este estudio continúa a otros previos que demostraron las propiedades analgésicas de la realidad virtual en procedimientos médicos que utilizan agujas.
«El objetivo principal de esta investigación es contrastar si la distracción inducida mediante realidad virtual reduce eficazmente el dolor y el malestar cuando a los menores se les extrae sangre. Se comparará su eficacia con la distracción inducida mediante el mismo juego presentando en un teléfono móvil o con el proceso de extracción habitual. También se valorará la satisfacción del personal sanitario y de los progenitores», señala Esteve.
De hecho, en un estudio realizado por el investigador principal del mismo en Polonia en 2018, se diseñó un juego de realidad virtual para disminuir la intensidad del dolor y el malestar en niños a los que se les realizó una extracción de sangre en una Unidad de Nefrología. Así, se aplicó a 39 menores una intervención mediante realidad virtual, reduciéndose la intensidad del dolor en un 59% comparando con el grupo de control, y el estrés en un 73%.
«Si la realidad virtual mostrase su eficacia sería deseable que se generalizase su uso en los centros sanitarios como un medio económico de distracción cuando los infantes se ven sometidos a extracciones de sangre y procedimientos médicos dolorosos. Se ha demostrado que el 45% de los niños y niñas presentan un malestar severo cuando se exponen a, por ejemplo, inyecciones», sostienen las profesoras.
Así, han considerado » absolutamente necesario evitar que las extracciones de sangre en la infancia sean desagradables o traumáticas» ya que estas experiencias, en algunos casos, «son el origen del desarrollo de fobias a las agujas e, incluso pueden ser el origen del miedo a los procesos médicos en el adulto». «Esta fobia puede representar un problema muy importante si ese niño o niña contrae una enfermedad como el cáncer o la diabetes en los que los procedimientos asociados con las agujas son insoslayables», agregan.
A pesar de que el estudio acaba de finalizar y aún no se tienen las conclusiones, los profesionales de Laboratorio del Hospital Materno Infantil han constatado cómo el uso de las gafas de realidad virtual ha disminuido el miedo y el estrés de los menores. En este sentido, la enfermera de este área Silvia Morales asegura que tanto la intensidad del dolor, como el malestar y el estrés que les supone una extracción de sangre ha disminuido notablemente.
«Hemos pasado de ver cómo niños que necesitaban de dos y tres enfermeros para sujetarlos, se sentaban en el sillón para el pinchazo y continuaban con el brazo en el reposabrazos sin enterarse. Los padres no daban crédito a lo que veían», añade.
Durante seis meses, los menores con edades entre cinco y nueve años que han acudido al Área de Extracciones del centro sanitario, han tenido la posibilidad de ponerse las gafas de realidad virtual cuando pasaban a la consulta para hacerse una analítica. Durante el proceso, que tiene una duración de cinco minutos, el menor observaba a través del dispositivo imágenes de objetos en movimiento que debían seguir con la mirada y señalar uno en concreto, lo cual les ayudaba a distraerse.
La recogida de datos de este estudio, en el que también ha sido fundamental la labor de la TCAE Isabel Cabrera, ha finalizado esta semana y se espera disponer de las conclusiones preliminares en el último trimestre del año, han añadido desde la Junta de Andalucía.