La extrema sequía de prácticamente todo el año y la falta de reservas de agua, tras un 2021 ya no muy lluvioso, tendrá consecuencias sin precedentes en la producción de energía hidroeléctrica. La situación de los pantanos del tramo final del río Ebro, bajo mínimos, ha obligado a Endesa a planificar por primera vez en la historia la paralización de la central de Mequinensa (Baix Cinca), una de las más grandes de toda España.
El pantano fue inaugurado en 1966 junto a la comarca de la Ribera d’Ebre. El embalse de Mequinensa estaba ayer al 22,8% de su capacidad, según datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), organismo público con competencias exclusivas sobre los pantanos.
El embalse, enorme, tiene en la actualidad tan solo 350,5 hectómetros cúbicos de agua. Es uno de los más grandes de toda la cuenca del río Ebro: el total de su capacidad multiplica por cinco el estado actual: 1.533 hm3. Por la magnitud del pantano y de la central hidroeléctrica, la parada se debe de planificar con tiempo. La generación de energía eléctrica se detendrá en dos semanas, a mediados de noviembre, según adelantó ayer la agencia ACN y confirmaron fuentes de Endesa.
En una situación de sequía prolongada como la actual tiene prioridad absoluta el poder garantizar el agua de boca para abastecer a la población. La ley estatal de aguas marca el orden de prioridades: agua para beber, el riego agrícola, usos industriales y, finalmente, la producción de energía hidráulica.
Las previsiones meteorológicas a medio plazo, para este mes de noviembre, muestran una primera quincena con lluvias escasa o bien nulas. Para la esperanza, que la segunda mitad de mes podría ser más lluviosa.
