La provincia de Málaga va a cerrar la temporada alta de turismo en las próximas semanas con una subida anual del empleo hostelero del 11% con respecto a 2021 y unas cifras de trabajadores por encima de los 96.000, según datos del Ministerio de Trabajo recogidos por la Asociación de Hosteleros de Málaga y la Confederación Hostelería de España.
El pico de agosto, por encima de los 101.000 afiliados a la Seguridad Social en el sector, supuso el récord histórico de contratación en un año marcado por la incertidumbre económica.
La conmemoración este martes del Día de la Hostelería a nivel nacional está marcada por los datos que reflejan «la aportación de la hostelería a la economía en verano, así como por la incertidumbre que afronta el sector en el panorama general nacional e internacional».
No obstante, a pesar de las positivas cifras de empleo y también de la facturación, que se han situado en niveles prepandémicos, similares a las de 2019, «la rentabilidad de las empresas ha sido menor por causa de la inflación general, y especialmente por los elevadísimos costes de la energía».
El presidente de Mahos y de Hostelería de Andalucía, Javier Frutos, ha recordado en un comunicado que la provincia de Málaga ha aportado en temporada alta uno de cada tres trabajadores de la hostelería de la comunidad autónoma, y que aventaja en más de 40.000 contratos a la siguiente provincia en la lista, Sevilla.
«Esta realidad hace que la hostelería haya cumplido de nuevo su papel de motor económico tras el golpe de la pandemia, pero no podemos caer en el error de pensar que las empresas se han recuperado totalmente», ha asegurado.
FACTURAS DE LA LUZ TRIPLICADAS
En este sentido, la inflación «ha supuesto un enorme impedimento para que los casi 13.000 establecimientos de hostelería que hay en la provincia de Málaga hayan podido recuperar sus cuentas al mismo nivel que la contratación y la facturación».
Han destacado que el IPC general en agosto se situó en el 10,5%, mientras que el IPC de la restauración fue del 6,3%. «Esto demuestra que la hostelería ha asumido contra sus propias cuentas de resultados el 40% de la inflación general», ha dicho Frutos.
Los costes de la energía son en sí mismos un problema de primer orden, ha agregado. Según los datos que manejan Mahos y Hostelería de España, la energía representa entre el 6% y el 8% de los costes de un negocio, por lo que una subida de un tercio puede provocar un aumento de entre el 2% y 3% de los gastos fijos en las empresas del sector.
El coste medio de un local de restauración puede situarse entre 3.000 y 6.000 euros, cifra que varía en función del tamaño, su localización y los servicios que se realicen. De este modo, el porcentaje de subida del recibo de la electricidad dependerá del tamaño y tipo de negocio hostelero, que podría situarse entre un 20% y un 40%.
Hasta ahora el sector hostelero ha realizado acciones de mejora y eficiencia en el consumo, «pero existe una falta de ayudas y apoyos para la reconversión de instalaciones y equipos», ha criticado Frutos.
Tampoco se ha dispuesto de ayudas para la implantación de fuentes de energía renovables y sistemas de autoconsumo. En este sentido, las patronales hosteleras han planteado al Gobierno varios puntos que servirían «para aligerar el enorme peso que los establecimientos tienen que soportar en un contexto de temporada baja e incertidumbre económica».
Frutos ha destacado entre estas medidas un estatuto similar al del consumidor electrointensivo o la aprobación de bonos eléctricos con las ayudas COVID al sector no aplicadas, valoradas en 3.000 millones de euros.
También se plantea la eliminación de peajes, así como la rebaja de impuestos eléctricos y costes regulatorios, el otorgamiento de avales públicos para poder acceder a compras de suministros renovables a largo plazo por parte de grupos de usuarios o la promoción de los sistemas de compra agrupada y subastas de contratación en el sector.
PREVISIONES PARA EL FINAL DE AÑO Y 2023
Por otra parte, Frutos se ha referido a las previsiones del sector para el último trimestre del año y el inicio de 2023. Así, aparte de la situación económica general, con afectación directa en los principales mercados turísticos emisores hacia la provincia de Málaga, e incógnitas de mayor calado como la evolución de la invasión de Ucrania, «es previsible una bajada de la actividad por la llegada de la temporada baja, sobre todo en el litoral».
Así, el interior de la provincia y la capital, a priori, responderán mejor al efecto de la estacionalización. Aunque la temporada alta de los destinos de litoral se está alargando incluso en este arranque de octubre, principalmente con mercado internacional aunque también con nacional, Frutos ha apuntado que «se empieza a notar un cambio en el comportamiento de los clientes, con menor gasto medio en los locales y menor afluencia, algo muy relacionado con la pérdida de poder adquisitivo del consumidor por el alza de los tipos de interés».
En lo que respecta a 2023, la hostelería se alinea con las previsiones económicas generales en el arranque del año, marcadas por la incertidumbre económica y un crecimiento del PIB en cifras que rondan el 1%, aunque espera mantener su capacidad de generación de empleo debido a la alta demanda de trabajadores que ha tenido en la temporada alta.
El hecho de que la hostelería aporte tres de cada cuatro puestos de trabajo en el sector turístico la convierte en una referencia económica básica en la provincia de Málaga.
Por último, Frutos ha explicado que Málaga capital tiene algo más del 25% de los establecimientos de la provincia de Málaga (unos 3.500 por 13.000). A su vez, la provincia de Málaga alberga el 28% de los negocios de restauración de Andalucía y este porcentaje es del 4,5% si se realiza la comparación con el total nacional.