Los números del Sevilla FC en casa no estaban siendo los que se esperan de un equipo en su estadio. Y este domingo, ante el Celta a las dos de la tarde, tiene un nuevo reto. Quique Sánchez Pizjuán feudo
Cinco empates, cinco derrotas y cuatro empates son los números del Sevilla en casa.
Cinco empates, cinco derrotas y cuatro empates. Estos son los pobres números de un Sevilla que ha perdido la seña de identidad en casa. Las visitas a Nervión eran un dolor de cabeza para los equipos que llegaban a la capital hispalense. Tras los dos últimos resultados cosechados por los de Quique, en casa, quiere volver a darle la seña de identidad al equipo ante los suyos. La victoria ante el Atlético de Madrid y la Real Sociedad han devuelto al Sevilla esa fuerza al Ramón Sánchez-Pizjuán.
Ahora, ante el Celta de Vigo tiene un doble reto: alejarse de los puestos de descenso, que precisamente marca el conjunto gallego, y el de sumar la tercera victoria consecutiva ante su afición. Cosa que todavía no ha conseguido el equipo de Nervión esta temporada.
ESTADIO RAMÓN SÁNCHEZ-PIZJUÁN
Inaugurado el 7 de septiembre de 1958 en partido amistoso frente al Real Jaén, su construcción respondió a las nuevas exigencias del fútbol, pues se requerían comodidades y capacidades que el vetusto campo de Nervión no podía satisfacer.
La idea de su construcción se había planteado dos décadas antes, momento en que se negocia la compra en propiedad del campo de Nervión y un solar anexo donde se construiría el nuevo estadio. Ostentaba por entonces la presidencia D. Ramón Sánchez-Pizjuán, principal valedor del proyecto.
En 1954 el Sevilla FC convoca un concurso de ideas para su construcción, siendo éste ganado por Manuel Muñoz Monasterio, que había levantado años antes el Santiago Bernabeu y Mestalla. Su propuesta -a la postre aprobada- consistía en un estadio con capacidad para 70.329 espectadores.