Mares y océanos son ‘esponjas’ del calentamiento global absorbiendo las altas temperaturas que se producen en la atmósfera. De entre ellos, el Mediterráneo es el mar que se calienta más rápido del planeta, concretamente un 20% más deprisa que la media. Las dos últimas olas de calor este 2022 han elevado la temperatura del Mediterráneo, a la altura del sureste peninsular, hasta los 29 grados centígrados y se prevé que esta tendencia continúe, al menos, durante unos días más y que se alcance la cifra récord de 30ºC.
Las olas de calor marinas que ha experimentado el mar Mediterráneo la última década han afectado a 50 especies. Un equipo internacional de investigadores liderado por el Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) ha comprobado que, entre 2015 y 2019, el Mediterráneo experimentó una serie de olas de calor marinas que afectaron a todas las regiones de la cuenca, lo que se tradujo en una mortalidad masiva recurrente a lo largo del período analizado. Los detalles se informan en un estudio publicado la semana pasada en la revista de divulgación científica Global Change Biology.
Según el trabajo, en el que también han participado expertos del Centre d’Estudis Avançat de Blanes (CEAB), el Institut Mediterrani d’Estudis Avançats (IMEDEA), el Instituto Español de Oceanografía (IEO), la Universitat de Barcelona (UB), la Universidad de Alicante (UA), la Universidad de Sevilla (US) y el Museo del Mar de Ceuta, las poblaciones de unas 50 especies (entre corales, esponjas y macroalgas, entre otras) se vieron afectadas por estos hechos a lo largo de miles de kilómetros de costas mediterráneas, desde el mar de Alborán hasta las costas de Oriente Próximo.
«En concreto, los impactos de mortalidad se observaron entre la superficie y los 45 metros de profundidad, donde las olas de calor marinas registradas fueron excepcionales, afectando a más del 90% de la superficie mediterránea y alcanzando temperaturas superiores a los 26ºC», explica el ICM-CSIC investigador Joaquim Garrabou, uno de los autores del estudio.
Especies clave, las más afectadas
Algunas de las especies más afectadas son clave para mantener el funcionamiento y la biodiversidad de los principales hábitats costeros. Entre ellos se encuentran las praderas de Posidonia oceanica o los conjuntos de corales, dos de los hábitats más emblemáticos del Mediterráneo.
Este es el primer estudio que evalúa los efectos de las mortalidades masivas a escala mediterránea durante cinco años consecutivos. En total han participado más de 30 grupos de investigación de 11 países, lo que ha permitido constatar la incidencia y gravedad de la mortalidad en todos los rincones de la cuenca. De hecho, esta es la imagen más completa hasta el momento de los impactos de los eventos de calentamiento extremo en los organismos y ecosistemas marinos del Mediterráneo.
«Lamentablemente, los resultados del trabajo muestran que el mar Mediterráneo está experimentando una aceleración de los impactos ecológicos asociados al cambio climático, lo que supone una amenaza sin precedentes para la salud y el funcionamiento de sus ecosistemas», lamentan Cristina Linares y Bernat Hereu, de la Facultad de Biología y el Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la UB.
De la excepción a la norma
La crisis climática está afectando gravemente a los ecosistemas marinos de todo el mundo y el Mediterráneo no es una excepción. En concreto, las olas de calor marinas asociadas están provocando eventos de mortalidad masiva en todos los ecosistemas costeros de esta cuenca como consecuencia de su mayor frecuencia, intensidad y extensión.
«Ante este escenario, es fundamental conocer la relación entre las diferentes respuestas biológicas de la biodiversidad marina y los diferentes niveles de exposición al calor», señala el profesor estadounidense Free Espinosa. Por su parte, David Díaz y Emma Cebrián, investigadores del IEO y del CEAB, respectivamente, explican que «la alta variabilidad de las respuestas observadas entre especies y poblaciones a escalas espaciales y temporales tan diferentes ha mermado nuestra capacidad para explorar esta relación».
Ahora, gracias a la resolución temporal y espacial abordada, se ha podido demostrar que existe una relación significativa entre la duración de las olas de calor y la incidencia de eventos de mortalidad.
«Los eventos de mortalidad masiva en el Mediterráneo son equivalentes a los eventos de blanqueamiento observados también consecutivamente en la Gran Barrera de Coral, lo que sugiere que estos episodios son ya la norma y no la excepción», destaca el profesor de la UA Alfonso Ramos.
Por todas estas razones, los investigadores instan a fortalecer la coordinación y cooperación a nivel regional, nacional e internacional, como se ha hecho en este trabajo, con el fin de alcanzar decisiones de gestión más efectivas para hacer frente a la emergencia climática en curso.
Fuente: EA