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¿Te atreves a ir sin mascarilla? Afronta el síndrome de la cara vacía

Desde este miércoles 20 de abril ya no es obligatorio llevar la mascarilla en los espacios cerrados, salvo en determinadas excepciones como centros o establecimientos sanitarios, en el transporte público, o si vamos a visitar a una persona vulnerable, por ejemplo.

Nos costó en su día ponernos la mascarilla todo el rato y allá donde fuéramos, pero ahora, si lo pensamos bien, es probable que nos cueste también el quitárnosla, quizás por miedo, pero también por inseguridad, algo que se está constatando especialmente entre los más jóvenes.

Silvia Álava es psicóloga sanitaria y directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes (Madrid) y le preguntamos en Infosalus si es normal que haya personas a las que les pueda costar quitarse la mascarilla en este nuevo escenario: «Es completamente lógico y normal que ahora nos cueste quitarnos mascarillas porque llevamos dos años recibiendo el mensaje de que hay que llevarla y es lo que frena y nos puede librar del contagio de COVID-19, y ahora el mensaje cambia».

Dice que ahora se nos está transmitiendo que, como parece que la situación epidemiológica está mejor, hay menos contagios, y la gente contagiada es de menor gravedad, es cuando te la puedes quitar.

«Pero muchas personas sentirán miedo, ¿por qué? Por que la situación es menos grave pero realmente la COVID-19 no ha desaparecido. Entonces es normal que haya muchas personas tengan ese miedo y ese respeto a quitársela porque llevan durante mucho tiempo recibiendo el mensaje de que les protege», insiste la experta.

EL SÍNDROME DE CARA VACÍA

Aquí son varios los expertos que han llegado a acuñar un nuevo término, el ‘síndrome de cara vacía’, y Álava lo relaciona primero con una sensación que tenemos de desprotección primero frente al virus.

Pero cuidado porque esta psicóloga advierte de que también puede tener una vertiente psicológica en personas con ciertas inseguridades o problemas a la hora de mostrarse tal y como son, por lo que fuera, porque tuvieran algún complejo o algo. «Estas personas se han acostumbrado a llevar la cara tapada durante dos años y a que no vean su rostro, a no mostrarse tal y como son, y esto ha hecho que alguien con pequeñas inseguridades no se haya tenido que enfrentar a ello y ahora les cuesta más exponer su rostro», describe la especialista.

MÁS FRECUENTE ENTRE LOS JÓVENES

Con ello, esta especialista reconoce que este síndrome de cara vacía puede ser más frecuente entre los jóvenes porque, por un lado, indica que pueden tener miedo a contagiarse, pero también, y fruto de una serie de complejos y de inseguridades les da vergüenza o miedo el quitársela.

«Creen que van a estar expuestos, que no les han visto la cara y les da miedo que se les puedan ver unos dientes que no están perfectamente alineados, que tienen una serie de granos, todo esto hace que algunos jóvenes les cueste quitarse la mascarilla. Es cierto, eso sí, que esto siempre ha ocurrido. Es habitual en esta edad sentirte más inseguro con respecto a tu cuerpo o tu cara. Antes veíamos cómo algunos adolescentes se tapaban parte del rostro con el pelo y en estos dos años lo han hecho con la mascarilla», añade Álava.

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