Durante el confinamiento la pedrá comunitaria fue almacenar papel higiénico. Parecía cachondeo pero era una pista, una premonición, el ángel anunciador hecho perrito amante de la celulosa de lo que estaba por venir. Ese ansia viva por la higiene de la puerta trasera no eran más que las siete trompetas del apocalipsis entonando una fanfarria en flatito mayor para perfumar de arte nuestros días, preludio marrón glaçê de la gran sinfonía del “Todo Mal”.
“Llevamos dos años esperando este momento…pues… ¡¡ vamos a ponerlo verde (y no esperanza), qué narices, que para eso hemos venido!!. Haciendo gala de la teoría y técnica del diseccionamiento según San Jack el Destripador volumen 1 ¾ aquí estamos analizando cada parte, cada detalle, no vaya a ser que se nos escape algo que putear. Porque el análisis no es una balanza, ni siquiera un microscopio, es un wáter rebosante de odio hacia lo que no me gusta.
Las flores mal, el trono tallado mal, las túnicas mal, los zapatos mal, las velas mal, las sillas mal, el público mal, los carteles mal, la agrupación mal, el pregón mal, el capataz mal, las mujeres mal, el vestidor mal, la salida de la casa hermandad mal, el diseñador mal, la salida de la iglesia mal, el público mal, los aplausos mal, el silencio mal, las vísperas mal, la marcha elegida mal, el traslado mal, la retransmisión mal, la Semana Santa mal así, en general MAL.
Probablemente seamos los medios de comunicación los que tengamos buena culpa de haber dado pie a la opinión infundada basada en mis borlones 33. Del soltar lo primero que se te viene al a cabeza sin la más mínima reflexión, de dar lugar a la exageración, a la manipulación, al frentismo, al blanco o negro, porque cualquiera puede opinar, faltaría más, pero quizá falte el criterio para diferenciar una opinión con base de una opinión con gases. Luego nos quejamos de la pocilga de las redes sociales, de Twitter como el gran estercolero (porque no os habéis pasado por los cometarios de Facebook, que tenemos a los suecos locos con tanto premio Nobel) como si nosotros no fuésemos parte de ese juego. Compartimos tuits, enviamos tal foto al grupo de Whatsapp a ver si así podemos humillar del todo a la criaturita de turno (luego mucho mensaje de pena por la Verónica Forqué de turno) porque nos va la vida en compartir aunque sea en grupo cerrado las miserias ajenas y así de paso, engrosamos las nuestras. Porque ahí estamos todos y todas, en mayor o menor medida y necesitamos soltar esa carga para dar buen uso al papel higiénico.
Y no es cuestión de vivir a lomos de unicornios rosa, se puede y debe ser crítico con vistas a una superación, pero la crítica por la crítica no nos hace mejores, nos zambulle en la miseria, nos hace parte de ese mal que tanto señalamos con el dedo y lo que es peor, nos hace olvidar que hay que disfrutar. Vamos a intentarlo, tenemos motivos de sobra pensar que los cuatro ratos que vamos a estar sobre la tierra es mejor pasarlos felices, y cuando pienses que no es así echa la vista atrás y mira estos dos años. Feliz Semana Santa.
F. MORALEDA
